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miércoles, 17 de abril de 2013

La Pintura de un Recuerdo.

Yomaira García Rico

   Subí a aquel desván sucio y oscuro al que nunca mi madre me había dejado subir.
Había muchos trastos, desde lámparas hasta ropa de antaño.
Pero entre polvo y armatostes, llamó mi atención un cuadro viejo y cubierto por el polvo.
Lo sacudí suavemente y pude ver una pintura que mostraba a una muchacha risueña, morena, con ojos verdes y con un antiquísimo y bonito vestido rosa.
Aquella muchacha era mi tatarabuela, era una muchacha de familia adinerada y estaba enamorada de un joven muchacho que se ganaba la vida pintando. Los padres de ella querían casarla con un médico adinerado, pero ella no estaba enamorada de él.
El joven pintor y la muchacha se veían a escondidas. Él quería regalarle un cuadro de ella y comenzó a pintarla. La chica no sabía dónde guardar aquel cuadro para que sus padres no lo descubriesen; entonces pensó en guardarlo en el desván de su casa, ya que apenas nadie entraba allí.
Pasaron los días y su boda con el médico se acercaba.
Era la noche antes de la boda; ya todos en la casa estaban durmiendo, cuando el pintor trepó por el árbol que había cerca de la ventana de la chica . Entró en la habitación y le dijo que se escapasen los dos juntos lejos de la ciudad , y ella aceptó.
Gracias a ellos estoy yo aquí.

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