Tenemos que creernos lo que nos digan pero, ¿de verdad reducir a 110km/h la velocidad máxima en autopista va a ahorrar tanta energía? Uno se pone en duda. Para empezar habrá que acostumbrar con urgencia a los conductores para que lo cumplan y eso sólo se suele lograr mediante multas y más multas,lo cual tiene un doble efecto: el presunto ahorro de combustible y el más que probable aumento de recaudación gracias a las multas.
Y es que las cosas suenan bien en los mítines y en la tribuna de congresos ;luego tiene que hacerse realidad y ahí empiezan los conflictos.
Si las cosas están realmente mal ,habrá que tomarse mucho más en serio el problema y poner otras normas que estén en vigor en otros países: prohibir la circulación en determinadas zonas o permitir la circulación según las matrículas sean pares o impares, aunque todas estas cosas son chorradas paridas en momentos de gloria de algún poseído.
Rubén Garzón Váquez
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