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viernes, 10 de octubre de 2014

Aprendí a leer cuando...


    
 
Foto: Guadalajara.portaldetuciudad


Aprendí a leer a los tres años. Es una cosa muy importante en mi vida. Recuerdo que fue en preescolar; mientras todos los niños compraban el libro del colegio, yo tenía uno que había pertenecido a mi madre y que recuerdo con mucho cariño. Se llamaba Charolín y Mediasuela y narraba las aventuras de 2 botitas que daban la vuelta al mundo. A partir de ahí comencé a adentrarme en las historias, a huir del lobo con Caperucita, a viajar por el mundo con la Hormiga Miga, a luchar contra la oscuridad en Fairy Oak y a creer en la magia con Harry Potter. Gracias a estas historias fui capaz de imaginarme las mías. Empecé escribiendo poesías o cuentos para concursos del colegio, continué con encargos de mis amigos y a día de hoy, simplemente, cuando me aburro, invento mil historias y poesías. Es algo importante para mí, ya que me expreso mejor escribiendo y soy yo misma. Pero lo mejor es ver las sonrisas, risas y aprobaciones de aquellos pocos que pueden ver mis historias. Por eso, para mí fue importante leer, porque si no, no sería capaz de plasmar mis ideas en papel.                                                                           
                                                                                                 
                                  Inmaculada Jiménez Vega 3ºC

 
   
 Aprendí a leer a los 4 años. Es la cosa más importante que me ha pasado en mi vida. Casi 10 años después, todavía recuerdo la colección de libros que más me ha gustado. Imaginarse a esos personajes, pasando por múltiples aventuras y sorpresas, era indescriptible. Intenté escribir mis propias historias a partir de ésas, pero no era fácil. Pero, sobre todo, hubo un profesor que me permitió  crecer como escritor. Fue desde ese momento  cuando me empezó a gustar escribir y relatar historias que, buenas o malas, disfruto haciéndolas.
                                        Ramón Sáez Barrales 3ºC


 
    Aprendí a leer con tan sólo cuatro años. Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida. Diez años después recuerdo perfectamente cómo esa magia, traducir las palabras de los libros en imágenes, enriqueció mi vida por completo, rompiendo las barreras del tiempo y del espacio y permitiéndome viajar con La estrellita que quería ir a la escuela, La niña que brillaba como el sol, Viaje de un extraterrestre, Cenicienta, Los siete enanitos y muchísimos más cuentos infantiles que han marcado mi vida.

                                                        María Estévez Romero 3ºC
     

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