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lunes, 31 de marzo de 2014

Yo soy...

Yo soy un abeto 
 Soy un árbol; la verdad no hay mucho que contar, soy un abeto silvestre de 13 años, una edad respetable, aunque no tengo muy buena vida amorosa.
Una vez estuve liado con una acacia, pero no conseguí echar raíces con ella así que dejamos que nuestras hojas se fueran por vientos diferentes. Mi primo, un abedul, me contó que los de mi especie, cuando llega la época fría nos visten de colores y cantan alrededor de nosotros. La verdad, al menos tendría una utilidad mayor que quedarme aquí plantado, algo que me produce profunda alegría

Guillermo Peris Orejas 2º B



Yo soy una muñeca
Nací en una fábrica enorme. Noté cómo me ponían mi ropa azul y blanca. Un bonito vestido muy largo. Noté también cómo ponían en mi pelo unos bonitos lazos.
Yo no nací pequeña como todos suelen nacer. Nunca crezco porque estoy hecha de porcelana. Cuando me fabricaron, me metieron en una caja, bien sujeta para que no me cayera. Vi a todas mis hermanas en sus correspondientes cajas, igualitas a mí. Pasada una semana, llegué a un enorme lugar donde había un montón de muñecas parecidas a mí. Pasados unos días, vino una pequeña niña, cogió mi caja y me llevó a su casa. Me sacó de la caja y empezó a jugar conmigo. Había muchos juguetes. Me hice su amiga en poco tiempo. Todos los días ella jugaba conmigo y con todos los demás y me lo pasaba muy bien. Llegó la navidad y a ella le gustaron sus juguetes nuevos. Me dejó abandonada y olvidada debajo de su cama. Pensé que nunca más saldría de allí. Hasta que pasados tres larguísimos años, ella me encontró. Pensé que iba a jugar conmigo de nuevo. Pero en vez de eso, me metió en un lugar muy oscuro y nunca más volví a despertar.
 Sandra Sánchez Pellus 2ºA



 
Yo soy un gato
Yo soy un gato. Nací en la montaña. Recuerdo que aquel día había tormenta y un rayo cayó en un árbol. El bosque se incendió y mis padres me tuvieron que llevar a las ciudades. Me dejaron en un enorme trozo de madera. Allí estaba yo, tan pequeñito delante de una cosa tan grande.
De repente, ese trozo de madera se abrió y aparecieron unos monstruos. No me hacían nada. Me dieron un líquido como el que me daba mi madre. Me acariciaban, jugaban conmigo; si me doblaba la pata, ellos me la curaban... Esos monstruos parecían mis padres. Les cogí mucho afecto. Hasta ahora. Ya soy grande y fuerte, y les hago daño de vez en cuando. Pero aun así, me siguen a todo. Cierto día, miré por la ventana y... ¡había más como yo! Decidí salir, pero no había forma, estaba encerrado. Estaba asustado porque no podía salir. Mis dueños me vieron y me dejaron salir. Conocí a muchos de los míos, pero era hora de volver. Mis dueños no me abrían. ¿Por qué? Mis amigos me vieron y me dijeron que les siguiera. Yo les hice caso y me llevaron a la montaña. ¡Y allí estaban mis padres! ¡No me lo podía creer! Una vez allí, me sentí tan a gusto que no volví a las ciudades.

Ramón Sáez Barrales 2ºA

 
Yo soy un libro


Nací del tronco de un árbol viejo. Un árbol al que nadie quería ni respetaba. Lo trataban muy mal, todos los despreciaban. Pero sin embargo, nací yo. Allí estaba. Todo el día metido entre máquinas, pero había una cosa que no me gustaba: me pintaban y escribían encima de mí. Me dolía.
Había más como yo: unos se convirtieron en libros de matemáticas; y otros, de lengua. Yo era un libro de lectura. Me trasladaron a una biblioteca. Nadie me escogía, y según los seres humanos, me llamaba “ El tesoro escondido”. Era como para los niños más pequeños, aquellos que estaban aprendiendo a leer. Los niños ean como extraterrestres; no sabía cómo se llamaban. Un niño pequeño me eligió. Estaba feliz, pero cuando iba por la página 3, el niño me empezó a pintar, y a arrancarme parte de mi cuerpo. Me dolía, pero no me comprendía. Estaba ya viejo, y tan sólo tenía dos semanas de vida. Estaba mal. Me sentía solitario. El niño me metió en una caja muy grande y oscura. Había más cosas, como restos de comida, ropa sucia y rota...
No sabía lo que era. Cuando llegó la noche, me metieron en un camión donde había de todo. Finalmente, llegamos como a un sitio muy grande y vallado. Entonces, encontré otros libros como yo, pero me ignoraban y me maltrataban. No me gustaba aquel lugar. Todos se metían conmigo. Decidí meterme en una caja de cartón, cerré los ojos, y nunca más los abrí.

Virginia Pérez Triviño 2ºA



Yo soy un libro

Nací en una imprenta donde me crearon página a página. Después ,me mandaron a una librería donde me compró una biblioteca pública. Esperaba a que me cogiera alguien, pero pasó un tiempo hasta que una niña me cogió. Me hizo sentir bien, porque me leía línea a línea con mucha atención, sin saltarse ni una coma. Y cuando terminó, pude ver su satisfacción de haber leído mi historia. Al tiempo, me devolvió a la biblioteca, donde me leyeron millones de personas y me hicieron sentirme completo.
 Hasta que un soleado día, con mis páginas amarillas y mi cubierta desgastada, la bibliotecaria me cogió y me llevó con ella a su coche y finalmente me tiró al contenedor. Allí todo era oscuro y me sentía solo hasta que me llevaron a un vertedero y me destrozaron entero y de mí crearon un nuevo libro.
Victoria González Quesada 3ºB

 Yo soy un mono
Yo nací en lo alto de una montaña, donde se encontraba toda mi familia, y allí me encontraba feliz y a gusto.
Un día, estaba explorando y, de repente, escuché un ruido extraño y no eran los sonidos de los pájaros. Como tenía curiosidad, bajé la ladera de la montaña y vi una figura más alta que yo y menos peluda, que andaba a dos patas; no entendía lo que decía, pero cada vez se acercaba más y más a mí. Yo retrocedía; él tenía una especie de palo que brillaba mucho con una parte alargada y un agujero en un extremo por donde escuché un ruido ¡POM! Lo último que vi fue una especie de púa hincada en mi pierna y me dormí. Al despertarme, me encontré en un lugar que se parecía un poco a mi casa, pero con variaciones; allí también había monos como yo pero ellos estaban relajados y estaban como dormidos. De repente, vi a otro ser como el que me atacó, pero más pequeño, me acerqué a él y cuando lo fui a tocar, algo invisible me lo impidió... Me di cuenta de que estaba encerrada y ya no podía salir. 
Cristina Luque Santaella 2ºA
 
Yo soy un grano de azúcar
Nací en una pequeña caña de azúcar.
Viajé a varios lugares, y mi último destino fué La Zubia, Granada. Allí me encontré en un pequeño botecito de cristal donde, al lado, había un bote con granos de café donde encontré a María, uno de los granos de café.
Nos conocimos en una pequeña taza de café, donde coincidimos. Unos segundos más tarde me di cuenta de que iba por un tubo muy largo y llegué a un lugar muy grande donde me mezclé con muchos otros alimentos. En ese momento, poco a poco, desaparecí junto a María, mi querido grano de café.

         Elvira Cerezo Ballesteros 2ºA


Yo soy un grano de café
Nací en Colombia. Viajé a diferentes lugares y mi último destino fue La Zubia(Granada).
 Me llevaron a una casita pequeña donde vivía un grano de azúcar llamado Elvira.
Nos conocimos en una pequeña taza de café. Unos segundos mas tarde viajé por una especie de tubo. Allí me encontré con Elvira, el grano de azúcar y pasado un pequeño tiempo desaparecimos juntas.

María Rodríguez de Toro

Yo soy una hormiga
Nací y me aventuré por la calle; cuando vino un humano, me pisó y me mató.

Ángel José Pérez Ballester










Yo soy una moto
Nací en una fábrica de Japón. Todo el mundo se empeña en llamarme Honda, pero mi nombre es RCV63V. Todos dicen que soy la más rápida de todas. Tengo aproximadamente 400 hermanos.
En un año, a lo mejor sobreviven 10. Mis colores son anaranjados. Siempre se tiene que montar alguien encima de mí, ¡se piensan que no puedo hacerlo yo sola!
Algunas veces, las personas, nos tiran al suelo. Mis padres me dicen que tenga cuidado al hacer amistades con otras motos, pero sobre todo con las azules. Un día, una de ellas me tiró, y me metieron en un lugar oscuro y nunca volví a ver la luz del sol.
Pablo Carmona Lozano 2ºA

Yo soy una tiara

Soy una tiara de metal y bisutería, con cristalitos rosas. Nací para coronar a la ganadora de un concurso de una empresa fabricadora de productos de cocina. Y llegó el gran día.

Nervios por quién me tocaría no pude parar de temblar. Y de repente se escuchó: la ganadora es.....¡Eufemia Vega! En ese momento no me pude alegrar más, allí estaba una mujer joven de rostro alegre y amable. Tras un gran fiesta, me guardaron en una cajita preciosa y ahí permanecí un largo tiempo, hasta que dos manos pequeñas me sacaron. Las manos pertenecían a un joven llamada también Eufemia, de asombroso parecido a la anterior. La chica me cogió mucho cariño, me usaba en sus cumpleaños, en las quedadas con sus amigas..hasta que se hizo mayor y volví a mi cajita. Años después una joven de rubios cabellos, también un gran parecido, y cuyo nombre(que conocí después) era Inma. Me colocó delicadamente en su cabeza, se miró al espejo y sonrió. Yo también sonreí porque en esa sonrisa vi a las tres generaciones que me habían cuidado tan bien.
Inmaculada Jiménez Vega 2ºB



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