Un
joven muchacho enfermo, estaba en su casa, en el sofá, a lo que
llega su pequeño sobrino, y le saluda con dos delicados besos.
El
niño, de tan sólo ocho años de edad, le comenta disimuladamente,
que juega su partido el próximo sábado, con la intención de que su
querido tito fuese a verle. El hombre, encantado, dijo que iría, pero
finalmente no pudo ir; el pequeño, un poco decepcionado, le dijo:
''No te preocupes, cuando te recuperes, podrás venir'' -Con una
sonrisa de oreja a oreja que dibujaba su cara-. Su tío se dirigió
hacia el cajón y sacó un largo colgante (un poco desgastado) de un
niño inocente..
Su
sobrino cogió el viejo y desgastado colgante con mucho entusiasmo.
Con
tanto cariño lo guardó, que el día del partido lo llevó puesto;
pasaban los minutos y el chaval marcó un gol, sacó el colgante y lo
besó con tanto amor que al finalizar el partido bajó a casa de su
tío y le contó aquel increíble momento.
Nerea Quiles Alifa 2ºB
No hay comentarios:
Publicar un comentario