LOS ALUMNOS DE 2º DE BACHILLERATO USAN LAS VIÑETAS DE MAFALDA PARA PRACTICAR LOS TEXTOS ARGUMENTATIVOS.
Estoy de acuerdo con esta viñeta porque:
A día de hoy tengo 17 años, camino de 18. Recuerdo cuando era
más pequeña que me miraba al espejo y ansiaba ser una niña mayor,
ansiaba ser independiente y tener mis propias responsabilidades, o
como yo lo veía, tener una infinidad de privilegios, ya que pensaba
que siendo grande podría hacer lo que quisiera.
No considero que aún lo sea, pero síi es verdad que me he dado de
cuenta de varias cuestiones. Cuando somos pequeños ansiamos la
pubertad, la madurez, la “libertad”, pero sin embargo, una vez que
vas creciendo y viendo todo lo que conlleva dicho desarrollo,
paradójicamente quieres volver atrás. ¿A cuántos de vosotros
no les ha pasado? ¿Cuántas personas no desearían volver a aquel
tiempo, en el que tu única preocupación era que no lloviera para
poder salir a jugar al patio del recreo? El tiempo pasa, y nosotros
con él. Pensamos que siempre es temprano y nunca tarde, que
siempre hay tiempo y que nunca falta, pero bien estamos equivocados.
Equivocados porque nos centramos en él como si nos fuera a dar más
oportunidades o como si fuera eterno. Tratamos de catalogar nuestra
vida en función de los años que vamos teniendo, limitando tanto nuestras
acciones como nuestra mentalidad a la hora de afrontarla. En relación
a esto podemos encontrar varias opiniones al respecto, que los mejores
años de vida son entre los 20 y los 30, que comienzas a vivir una mejor
vida cuando te jubilas, o que por el contrario los mejores años de tu vida
serán aquellos en los que la inocencia reinaba en ti. Pues bien, en mi
opinión no hay ninguna etapa que sea mejor que otra, simplemente
vamos experimentando transformaciones tanto en nuestro cuerpo como
en nuestra vida que se adecuan como es lógico, a los años que pasan.
Van creciendo los miedos, las inseguridades, vamos perdiendo a personas
por el camino, y nos vamos dando cuenta quizás de la crueldad de saber
la verdad. Pero aunque el crecimiento suponga esto, no nos debe aterrar y
mucho menos nos debe limitar. Hay que ser feliz sin importar el momento
ni el tiempo, ya que aquello que desprecias por esperar algo mejor, puede
que nunca vuelva.
No importan los años ni el tiempo que pase, la mejor etapa de tu vida es
el ahora, el sentirse vivo y el sentir que cada día vas a ser capaz de comerte
el mundo sin importar el resto.
A.Mª Guerrero Arroyo
TEXTO ARGUMENTATIVO:
¿Y para qué cuernos quiero ser grande
cuando sea grande? ¡Yo quiero ser grande ahora!
Esta es una de las célebres frases que dice Mafalda
a lo largo de sus tiras cómicas escritas por Joaquín
Salvador Lavado (alias Quino). El significado de esta
frase es que desde pequeños deseamos hacer cosas
a una temprana edad que todavía no se nos permite
o no podemos realizarlas ya sea por carencia de algún
aspecto ya sea por…
En mi opinión, estoy totalmente de acuerdo con la frase;
no más allá me fijo en mi propia infancia y pienso la de
multitud de cosas que no me han dejado hacer,por no ser
lo suficiente maduro,como por ejemplo quedarse solo en
casa a la edad de 7 u 8 años,cosa que con 17 años se ve
absolutamente normal,o también poseer un teléfono móvil,
ya que a edades tempranas el niño no posee el raciocinio
suficiente para comprender el mundo que le rodea.
A medida que ganamos experiencia (la poca que se obtiene
al ir madurando poco a poco) y nos hacemos mayores,
ganamos libertades,que llevamos pidiendo desde siempre,
pero estas tiene un doble filo,que se le suma tener un mínimo
de responsabilidad y de sentido común.Puedes quedarte
solo en casa,sí,pero te encargarás también de cuidar y
de vigilarla en ausencia de los padres o ya puedes tener
tu propio teléfono móvil pero nuestros padres exigirán
saber dónde estamos cuando salgamos cada cierto periodo
de tiempo.Aunque por otro lado, en ocasiones también solo
se mostrará el filo “malo” en el que únicamente se sumarán responsabilidades a nuestra espalda,tal es el caso de ayudar
en casa,hacer la compra,entre otros.
En conclusión, podemos decir que desde nuestra niñez
hemos anhelado ser libres y hacer lo que nos venga en gana,
pero siempre hemos obviado o ignorado las responsabilidades
que van acompañadas,pero cada cosa debe llegar a su
debido tiempo.
C. Fraile Recuero
Sin duda alguna la imagen de Mafalda “¡Cuidado irresponsables trabajando!” viene como anillo
al dedo, a esta época que el mundo está viviendo,Covid19.
Como es evidente, el mundo se encuentra en medio de una pandemia, una pandemia que parece
no acabar nunca . Tristemente no son pocas las personas fallecidas en las diferentes regiones,
destacan las personas mayores a partir de los 56 años y con alguna patología.
Aún desconocemos el origen de este virus ya que dicen que fue originado por un murciélago,
otra hipótesis dice que fue artificialmente en un laboratorio.
Ante estas cuestiones en lo que si la sociedad está de acuerdo es en el pésimo presidente del
gobierno que en este caso España tiene.
Empezó a tomar unas medidas de seguridad “buenas” para protegernos. Pero se le fue yendo
de las manos haciendo caer España en una gran crisis económica.
Cabe decir que a las medidas de seguridad establecidas por el gobierno son una pérdida del
tiempo , por el simple hecho de que quieren volver al inicio un confinamiento total, donde los
ciudadanos no puedan salir de sus casas solamente para las cosas esenciales como el trabajo,
compra de alimentos o médico.Provocando una Segunda crisis económica .
Muchos dicen que todo es una falsa provocada por China para hacer que España decaiga ya
que era una gran potencia. Otros han llegado a la hipótesis de que es un maleficio provocada
por una grupo de personal altamente potenciados que controlan el mundo sin que nosotros los
sepamos entre ellos cabe destacar a la grandiosa cantante Madonna. Dicen que en su actuación
de los Grammys 2018 hizo un espectáculo representando el conoravirus , en el cual ella aparecía
vestida de reina con una corona altamente similar al Covid, en este espectáculo se podía apreciar
a gente con la cara cubierta con la mascarilla de la “peste” y cuando ella se acercaba a tocarlas
o les soplaba ellos morían.
A fin de cuentas esto es la pescadilla que se muerde la cola , políticos corruptos que sólo
piensan en su bienestar, ganancia de dinero a base de mentiras y dar una buena imagen
para “lavarse la imagen”.
Raquel Molina Ruiz 2Bach humanidades
BUEN DÍA SEÑOR, VENGO A QUE
ME HAGA LA LLAVE DE LA FELICIDAD
Felicidad, una gran palabra con tanto significado. Mucha gente busca
encontrarla, es el propósito de toda vida humana, pero nunca es tan fácil
como se expresa en esta breve viñeta de la famosa y adorada Mafalda.
¿En que se basa la felicidad? ¿Cómo se puede conseguir? Las dos
grandes preguntas que en este texto argumentativo voy a intentar responder.
Empezaré con la primera; ser feliz es autorrealizarse, alcanzar todas
las metas que tiene cada persona y conseguir el placer intelectual y físico.
Y el dilema empieza aquí, muchas personas desconocen el verdadero
significado de felicidad consideran que el dinero, la fama, las cosas
materiales…. son el gran propósito de una vida plena, pero sin embargo
en el momento que las consiguen siguen deseando más y más; jamás
están satisfechos. Puede que en algunos casos sea cierto que esas cosas
los hagan felices de verdad, pero normalmente se suele sentir como si
faltase algo, y en ese algo puede estar el amor, la familia, la amistad, el
arte, el conocimiento, la sabiduría.... cosas esenciales en la vida de cualquier
persona, en mi opinión.
Esto nos lleva a la segunda cuestión; conseguir la felicidad no es algo que
se pueda abrir con una llave, pero tampoco es muy diferente. Desde que
somos pequeños nos han hecho creer que ciertos requisitos son necesarios
para alcanzarla, cuando en el mejor de los casos solo nos satisfacen de
forma pasajera. La felicidad es algo personal que no puedes buscar en
otras personas, pero ellos si te pueden ayudar a encontrarla con su compañía.
En conclusión la felicidad o ser feliz depende de uno mismo y de la forma
que tenga de ver el mundo que le rodea. Es algo psicológico y no material
como cree la pequeña Mafalda, pero si es tan fácil de conseguir como una llave.
María T. Menoyo Hita
BUEN DÍA SEÑOR, VENGO A QUE
ME HAGA LA LLAVE DE LA FELICIDAD
Felicidad, una gran palabra con tanto significado. Mucha gente busca
encontrarla, es el propósito de toda vida humana, pero nunca es tan fácil
como se expresa en esta breve viñeta de la famosa y adorada Mafalda.
¿En que se basa la felicidad? ¿Cómo se puede conseguir? Las dos
grandes preguntas que en este texto argumentativo voy a intentar responder.
Empezaré con la primera; ser feliz es autorrealizarse, alcanzar todas
las metas que tiene cada persona y conseguir el placer intelectual y físico.
Y el dilema empieza aquí, muchas personas desconocen el verdadero
significado de felicidad consideran que el dinero, la fama, las cosas
materiales…. son el gran propósito de una vida plena, pero sin embargo
en el momento que las consiguen siguen deseando más y más; jamás
están satisfechos. Puede que en algunos casos sea cierto que esas cosas
los hagan felices de verdad, pero normalmente se suele sentir como si
faltase algo, y en ese algo puede estar el amor, la familia, la amistad, el
arte, el conocimiento, la sabiduría.... cosas esenciales en la vida de cualquier
persona, en mi opinión.
Esto nos lleva a la segunda cuestión; conseguir la felicidad no es algo que
se pueda abrir con una llave, pero tampoco es muy diferente. Desde que
somos pequeños nos han hecho creer que ciertos requisitos son necesarios
para alcanzarla, cuando en el mejor de los casos solo nos satisfacen de
forma pasajera. La felicidad es algo personal que no puedes buscar en
otras personas, pero ellos si te pueden ayudar a encontrarla con su compañía.
En conclusión la felicidad o ser feliz depende de uno mismo y de la forma
que tenga de ver el mundo que le rodea. Es algo psicológico y no material
como cree la pequeña Mafalda, pero si es tan fácil de conseguir como una llave.
María T. Menoyo Hita
El ser humano tiene, en una mayor o menor medida, la necesidad de tener cierto orden a su alrededor,
de crear modelos, costumbres, de imaginar aquello que su mente necesita para que aquello que le
rodea no le genere problemas, sino felicidad. Por esta razón, en muchas ocasiones nos “engañamos”
con el fin de evitar la verdadera realidad.
A día de hoy, por ejemplo, nos vemos expuestos a un bombardeo de información sobre la vida de los
demás, pues, debido a las redes sociales podemos ver las publicaciones de prácticamente todo el
mundo. El problema de esto es que, poco a poco, muchos de estos perfiles de redes sociales se han
convertido en alguien que no somos nosotros.
Por ejemplo, debido a la presión social por alcanzar unos determinados cánones de belleza,
muchas personas retocan sus fotos cambiando partes de su cuerpo para tener la aceptación
de los demás y, esto que al principio comienzan siendo pequeños cambios se convierte en una
costumbre porque ya no son capaces de aceptar su apariencia real.
También, el hecho de ver las vidas de los demás, sus viajes, vacaciones, casas… hace inevitablemente
se hagan comparaciones con la vida de uno y la gente, al descubrir que sus vidas no llegan a ser tan
perfectas cómo lo que ven en las redes y al no poder cambiarlas, lo que intentan es que al menos a
ojos de los demás estas sí sean “perfectas”.
En ambos casos, lo que acaba creando es una burbuja imaginaria sobre lo que sería nuestra
vida soñada… una burbuja sumamente frágil que fácilmente explota cuando nos damos cuenta
de cómo es nuestra verdadera realidad, esa que no conseguimos aceptar a pesar de que
seguramente no sea tan mala cómo nosotros la vemos. Esto provoca una mezcla de
sentimientos y emociones de decepción, tristeza, enojo o frustración.
En otras ocasiones, nuestra mente lo que intenta es funcionar cómo un mecanismo de protección
creando un filtro que nos hace ver las cosas diferentes y así que la verdadera realidad no nos haga
daño pues, cómo dice el refrán: “ojos que no ven, corazón que no siente”. Esto pasa por ejemplo
cuando nos encontramos en una relación o amistad que ya no es correspondida, o en la que nos
están tratando mal y de la que no somos capaces de salir; una parte de nosotros sabe que algo va
mal pero, al no querer aceptarlo ya que nos supondría un gran dolor, nos comenzamos a engañar a
nosotros mismos.
En conclusión, la verdad sí duele y es algo en lo que creo que todo el mundo puede coincidir ya que
todos hemos sentido alguna vez cómo nos derrumbamos tras escuchar, ver o darnos cuenta de algo
que no creíamos de esa manera y para combatir el shock entre nuestra falsa realidad y la verdadera
hay que ser fuerte porque supone aceptar algo que, en muchas ocasiones, nos va a doler.
Silvia Bautista Herruzo
Hoy en día vivimos en una sociedad que, a pesar de su intento de parecer
avanzada y liberal, nos oprime y nos limita con cientos de complejos y
estereotipos. La crítica viñeta que acabamos de leer es un claro ejemplo
de ello; en ella, Mafalda, la famosa protagonista creación del recientemente
fallecido Quino, hace emerger de la arena una serie de criaturas que le sonríen
mientras ella se tumba siendo el centro de atención. Cuando su madre le
pregunta por lo que hace, la niña le contesta que pretende sentirse sexy.
Esta situación tan irónica refleja una realidad muy triste; actualmente, para
que uno mismo se sienta atractivo, o incluso inteligente, ha de comprobar
que los demás piensan que lo es. Muchos psicólogos han estudiado este
hecho, como por ejemplo los de la sede Psiquion, que afirman que “sobre
nosotros recae el peso que ejercita la presión social, pues vivimos en una
sociedad de la imagen, que nos posibilita encajar y tener éxito, o todo lo
contrario: nos hace sentirnos imperfectos, rechazados”. Como sociedad
establecemos ciertos cánones, y quienes se salgan de ellos nunca conseguirán
sentirse bien consigo mismos ya que lo que la mayoría opine de nosotros
es lo que acabamos pensando nosotros también.
En conclusión, deberíamos dejar de dar tanta importancia a lo que la
sociedad nos presenta como válido y juzgarnos con nuestro propio criterio.
De esta manera, Mafalda conseguirá sentirse sexy sin que ningún castillo
de arena le sonría.
Abril Gutiérrez Páez
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