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martes, 18 de diciembre de 2012

Capítulo 1: El demonio del sueño


 Por Antonio Gutiérrez Vargas
Ahí estaba él, solo. Una horda de orcos, trolls, trasgos, hombres-hiena, hombres-dragón y monstruos mecánicos había acabado con todos sus compañeros. Era cuestión de tiempo que acabasen con él. Sin embargo, en todo momento de la lucha, siempre tenía la sensación de que, de algún modo, sobreviviría.

-Bueno, si he de morir, me llevaré a muchos de esos adefesios conmigo!PREPARAOS PARA VUESTRO FIN, MONSTRUOS¡-y al decir esto, rugió y cargó contra ellos.
-No cuentes con eso, imbécil-dijo un enorme troll con cuernos, aunque fue lo último que dijo, pues le destrozó la cabeza con un trabuco que había recogido. Sin embargo, su voz le sonó familiar. Muy familiar.
Los enemigos lo estaban rodeando, pero cada vez que se acercaban demasiado, él los repelía con la espada. A un hombre-hiena lo atravesó y utilizó su lanza para matar a un caballo horrible montado por un dragón con cabeza de serpiente. Tras derrotar al jinete, un orco le dio a su espada con un enorme mangual y se fracturó en pedazos. Tras matar al monstruo, lanzándole un mordisco en el cuello, los enemigos se percataron de que ya no podía defenderse. Lanzando rugidos y chillidos de júbilo, se precipitaron sobre él.
No tenía escapatoria. Para él, el juego se había acabado. Se cubrió con los brazos para intentar protegerse, sabiendo que era inútil. Sin embargo, al bajárselos, pasó algo que le puso los pelos de la melena de punta.

Detrás de la horda de monstruos había un humano. Pero lo extraño, aparte de que su raza se había extinguido antes de la aparición de Liuhome, era que daba miedo. No un miedo a lo desconocido, ni un miedo controlado. Era un miedo irracional, salvaje. Los enemigos, al girarse y verlo, gritaron y gimieron de puro terror, y se desintegraron en el aire. Después, el hombre se metamorfoseó: la piel se encendió, los dientes cayeron y surgieron horribles y afilados colmillos, como espadas recién afiladas, le apareció una cola hecha de fuego negro y sus ojos se volvieron rojo sangre. Ya no era un humano, era un monstruoso dragón. Y se dirigió hacia Heldet.

Heldet intentó escapar, pero el monstruo fue más rápido: estiró una garra y le cogió por la cola. Acto seguido, la cola empezó a arder. Heldet rugió de dolor y se revolvió, intentando que la bestia lo soltase . Pero era inútil, el dragón no se compadeció del liune al que torturaba; más bien al contrario: sonreía malignamente. Heldet decidió parar, pues tuvo que resignarse al hecho de que el dragón no lo dejaría ir así como así.
-Bueno, ya que voy a morir, por lo menos podrías decirme tu nombre, si es que tienes.
El dragón no respondió. Siguió mirándolo fijamente.
-¿Qué te pasa, es que eres mudo, o eres un dragón animal? Siempre tenía entendido que la mayoría de los dragones son algo parlanchines, incluso si son no racionales. Y no me hagas creer que eres uno de esos, porque aparte de estar demasiado erguido, se nota que eres inteligente. Además, hace solo un momento eras un humano adulto.¿No serás una alucinación, verdad?
Entonces el “dragón” hizo algo realmente inesperado y, si eso era posible, infinitamente horrible. Levantó a Heldet hacia arriba...hacia los horribles colmillos.
El león se puso a rugir y gritar de terror (y dolor, pues su melena fue alcanzada por las llamas y empezaba a arderle) cuando la criatura abrio la boca. Empezó a morder y arañar la garra del dragón, pero parecía que no le molestaba lo más mínimo a este.
Heldet, en un último intento de convencer al monstruo, le suplicó:
-¿QÚE ES LO QUE QUIERES?
El dragón paró solo un momento, lo suficiente como para decir, con una voz horriblemente tranquilizadora:
-Zexel.
Acto seguido, se lo tragó. Heldet gritó aterrorizado y cerró los ojos, aún sabiendo que no valdría de nada. Sin embargo, cuando los abrió, vio sorprendido que no estaba en el interior de un dragón, ni en el de otro ser.
Estaba en una habitación algo oscura y con paredes de piedra, en el que había un espejo delante de él, un armario hecho de tamarisco a su izquierda y una ventana redonda en la derecha. Entonces Heldet, teniendo un presentimiento, se miró las manos; sorprendido, vio que ya no eran las fuertes manos de un león adulto, sino las pequeñas zarpas de un cachorro. Se acarició la cabeza y comprobó que ya no tenía melena. Para asegurarse completamente, cogió su cola y, aliviado, observó que no estaba calcinada. Ya no era Heldet, el gran león guerrero, sino Heldet, el pequeño de un hombre león que gobernaba en calidad de señor feudal una pequeña parcela de varios kilómetros de radio. Y que no estaba en un estómago gigante de dragón, sino en su cuarto, en Liuhome, el lugar que le vio nacer. El niño era un joven león de diez años, que tenía el pelaje de un ligero color dorado, y sus ojos de un color negro que, aunque a la vista de los demás eran normales, para él le parecían...
Heldet se dio cuenta de que había tenido un sueño y se entristeció, pues le gustaba pensar que de mayor probablemente lucharía junto a su padre contra una ciudad troll que había al sur de la frontera sureña. Los trolls eran grandes criaturas que tenían una mandíbula inferior con dientes prominentes y afilados, cuerpo musculoso y atlético y, lo que más los distinguía de otras raza , una mente privilegiada; también podían tener cuernos. Los adultos podían superar fácilmente los dos metros y medio de altura, pero era menos frecuente encontrar trolls que superasen los tres metros. Debido a su físico, muchos trolls jóvenes (y también algunos adultos) se hacían mercenarios o soldados y vendían sus servicios al mejor postor, mientras que otros preferían ir por el mundo a correr aventuras y buscar tesoros. Los trolls ancianos, sin embargo, solían hacerse filósofos o eruditos. Muchos ejércitos solían tener al menos un grupo de trolls, y no solo porque eran fuertes, sino porque algunos solían tener una educación estricta, y otros tenían entrenamiento de oficial y sabían tácticas militares; algunos tenían menos de diez trolls en sus filas, otros eran dirigidos por trolls y unos pocos simplemente estaban exclusivamente compuestos por trolls.
Heldet se levantó y se dirigió al armario. Cuando lo abrió, vio muchos de los libros y pergaminos que tenía: historia, cuentos, mitología, ciencia, etc. Sin embargo, no tardó en ver el libro que quería: “Magia y Ciencia, las corrientes que los humanos iniciaron”. La portada del libro mostraba a un dragón aureorrojizo rugiente que tenía varias partes del cuerpo sustituidas por implantes mecánicos. Lo abrió.
-A ver, índice. Magia elemental, magia arcana, física,..¡Ajá!¡Razas! Página 47.
Al llegar a la página 48, vio dos apartados que le atrajeron la atención:
Liune: hombre-león. Raza humanoide felina que se caracteriza por su gran sentido del honor. Son expertos en la doma y crianza de caballos.
Drakkune: hombre-dragón. Raza humanoide reptiloide en la que sus integrantes tienen la capacidad de volar y de lanzar aliento de fuego gracias a una glándula natural que segrega napalm.


Después de leerlos, llegó a la parte que buscaba: dragones. Había muchos tipos de dragones en el libro: dragón polar, dragón del trópico, dragón de bosque, guiverno, jáculo, etc. Sin embargo, no vio ningún dragón “demonio” o dragón “en llamas”.
-Pues vaya, ese dragón no existe, aunque por lo menos me he asegurado,
Estuvo un rato más viendo el libro y después volvió a la cama. Entonces, se acordó de que al día siguiente se iría con su padre a preparar su primera batida de caza. A Heldet no le gustaba cazar, pues aparte de que no manejaba demasiado bien el arco (ni ningún tipo de arma que no fuera corta), no soportaba ver morir a una criatura, ni siquiera a un león, aunque sabía pelear de una forma decente. De todas formas, seguramente fallaría el tiro.
Y lo del sueño, bueno... Ya le preguntaría a su padre lo que significaba “Zexel”.
Miró la ventana y vio un resplandor rosado en el este. “El amanecer”, pensó. Cerró los ojos y, dos minutos después, volvió a dormirse.

22 comentarios:

  1. Ayudaria un poco el que le pongais algun comentario,¿sabeis?

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  2. Muy bien, Antonio, por este capítulo. Si tienes pensado seguir publicando, te seguiré leyendo. Creo que sería interesante ir adjuntando algunas fotos más o dibujos ilustrativos.

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  3. Me encanta la idea del Liune, está muy chula ;)

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    1. Lo cierto es que me basé un poco de El Rey León

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    2. Me ha gustado mucho el capítulo. Acuerdate de los personajes de los que hablamos el otro día. Un abrazo. Manü. Sinpatia.

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    3. ¿Te a tú en forma de trasgo y a Rony como un dragón? Lo pensare

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  4. Genial!!! Relato lleno de tensión de principio a fin. Es super adictivo!!!!! =))

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    1. Por una vez, los trasgos son héroes en vez de monstruos descorazonados

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    2. ¿En serio lo crees? ¡Muchas gracias!

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  5. ¿Cuando pondrás el tercer capitulo?

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  6. muy buen relato, si señor...sigue así campeón

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    1. Antonio Gutiérrez4 de enero de 2013, 1:37

      Gracias tio

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    2. de nada amigo...te animo a que siguas.

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    3. Muy interesante si. Mu interesante

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  7. Una pregunta. Heldet, ¿se dice Jeldet o la h es muda? y Liuhome. ¿Es liujom o Liuome?

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    1. Antonio Gutiérrez17 de enero de 2013, 17:31

      Se pronuncian Eldet y Liuome. Gracias por eñ interes

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  8. No digo que sean la misma persona, pero creo que Simba y Heldet se parecen mucho, con la diferencia de que Heldet vive en un mundo poblado por no solo leones, sino tambien con orcos, trasgos, trolls, dragones... Pero hay que admitir que, comparando, Heldet tendrá más problemas que Simba. Sigue siendo interesante de todos modos

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    1. Me he visto los otros 3 capítulos y me parece que hay una conexión entre personajes de aqui y de el rey león, aqui abajo:
      Simba-Heldet
      Shelder-Mufasa
      Sarabi(madre de Simba)-Senai(madre de Heldet)
      Hienas-trasgos(los que atacaron Liuhome,claro)
      Timón-Krou(el trasgo del capítulo 3)
      Roca del Rey(donde vive Simba)-Liuhome
      No le veo más comparaciones, aparte, este relato es bastante más animado. Gracias por ponerlo, Antonio

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    2. Antonio Gutiérrez22 de enero de 2013, 19:43

      De nada. sin embargo, es verdad que me he basado un poco en rl rey leon. Pero laura gallego se basó en Dragonlance para hacer Idhun, y tolkien en Beowulf para hacer el hobbit

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    3. Entonces...¿quien es pumba?

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    4. Obviamente Daverd el enano

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