Hace mucho
tiempo, por al lado del canal de Venecia, caminaba un chico alto y guapo en plena noche, vio un
pequeño brillo a unos pocos metros de él y se acercó a curiosear; encontró un colgante con cordón
de plata y una gema de color carmesí; supuso que se le habría caído a alguna chica, así
que al día siguiente lo llevó a la policía para que encuentren a la dueña del colgante.
Tras unos días, la
dueña del colgante apareció en comisaría, recogió su colgante y preguntó a la policía por la
persona que habría encontrado su preciado objeto, le dieron la información y la hermosa chica fue a
ver al chico. Llegó a casa de él y llamó a la puerta; cuando le abrió la puerta, el chico se quedó
sorprendido por ver a aquella chica allí, pero la invitó a pasar; fueron al
salón y estuvieron hablando
después de que ella le diera las gracias.
Pasaron unos meses
y ya se conocían perfectamente, tanto que el chico le había cogido muchísimo
cariño, así que le dijo a la chica todo lo que sentía por ella. Esto ocurrió
paseando por los canales; la
chica también le dijo lo que sentía; desde ese momento, los dos se convirtieron
Pasó un largo
tiempo y la chica murió por una grave enfermedad; desde entonces, se dice que cada noche la chica
paseaba por el canal en donde el chico encontró su preciado collar; y cada vez que pasa
alguien, se ve al final del canal el hermoso brillo de la gema, junto a una dulce
voz que agradecía con
una preciosa canción al chico que hubiera encontrado su collar mientras la Luna iluminaba el
agua de los canales de Venecia.
Charles Aznavour: Venecia sin ti
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