Elena Bertos, 3º B
Brotes de olivo: Aleluya de la tierra
Brotes de olivo: Aleluya de la tierra
Lágrimas inocentes corren por las mejillas de esos niños
desprotegidos y vulnerables a los mortales disparos que dan muerte a personas
valientes e inocentes. Gritos de horror, gritos de madres angustiadas que
llaman a sus hijos con la mísera esperanza de que sigan vivos. Sangre y barro
unidos como si fuera ya una costumbre. Olor a guerra. Ese tufo espantoso que
cuando está delante de ti, puedes ver toda tu vida en un segundo. Guerra y
muerte siempre van cogidas de la mano, ¿no? Kenia busca a su madre y a sus
hermanos pequeños. Busca y busca y cuando los encuentra desea no haberlo hecho.
Soldados que disparan contra aquellos cuerpos frágiles sin piedad alguna.
"Que Dios los perdone por los pecados que están
cometiendo, han matado a mi gente; pero la venganza no les deseo, pues no
saben el horror y el daño que están haciendo", piensa Kenia con tristeza
y una gran compasión hacia esos hombres.
Siente cómo unos brazos fuertes rodean su delgada cintura.
Intenta gritar pero no consigue su propósito ya que el terror es superior al
poder de su voz. Un soldado enemigo la lleva hasta una caja en la cuál es
introducida.
-¡Déjame ir! ¡No tengo nada en este mundo , máteme usted
antes de que yo lo haga!-grita la niña con dolor.
-Pequeña, no te voy a matar, te pondré a salvo de esta
terrorífica y sangrienta escena. No busco la guerra, busco salvar vidas
inocentes.
-¿Y por qué me salva a mí?
-Vi cómo mataban a tu familia y sé cómo de grande es tu
sufrimiento. Yo perdí mi familia cuando tenía tu edad. Calla y métete en la caja
si quieres vivir o corre directa a una muerte segura si es lo que deseas.
La niña, muda, hace un ovillo con su cuerpo dentro de la
caja y guarda silencio. El buen hombre cierra la caja y pone en marcha el
coche. Kenia observa por un agujero pequeño de la pared de la caja. La pequeña
observa la matanza creada por aquellos servidores del diablo.
Ahora sí, donde hay guerra siempre habrá paz y donde hay
rencor se puede encontrar el perdón , siempre y cuando tu corazón dicte eso.
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