Por Antonio Gutiérrez
Cuando
Heldet entró en la habitación, descubrió que era una herrería
hecha para trolls, pues el techo estaba a tres metros de altura, y
era muy ancha. Sin embargo, lo único que parecía haber sido usado
recientemente era la fragua; el resto estaba cubierto de polvo.
Además, la propia fragua estaba apagada.
“¿Por
qué estoy pensando en la fragua?”, pensó el liune.
“Porque
los enanos siempre forjan o arreglan algo en ellas” se respondió a
si mismo. Eso era verdad, pues los enanos siempre estaban estaban
forjando cosas, y esas cosas solía venderse a precios astronómicos,
pues estaban hechas de una aleación que las volvía muy resistentes.
Los enanos que jamás herraban o forjaban eran repudiados por los
demás.
Mientras
pensaba en esto, no se dio cuenta de que Sheila estaba sentada en una
mesa de madera, pensando en algo.
Entonces
Daverd entró en la habitación, murmurando algo de “no tocar” y
“revivir...” en un idioma que Heldet reconoció como ruso (la
gente que lo contrataba hablaba múltiple, inglés, swajili, francés
y ruso, asi que los idiomas no se le daban mal).
El
dawerf se acercó a la mesa, se sentó cerca de Sheila, que lo miraba
preocupado, y, con un tono de voz que hacía parecer que tuviera cien
años (cincuenta normales) en vez de cincuenta (treinta), le dijo a
Heldet:
-Siéntate.
Heldet
iba a protestar, pero entonces se fijó en sus negros ojos, y se
estremeció. Pocas cosas lo intimidaban, y ni siquiera un enorme león
adulto o un dragón gigante podían. En cambio, la mirada de Daverd
había pasado de ser alegre a ser muy, muy seria. Lo único que la
suavizaba era la mirada azul y preocupada de Sheila; pero no la
suavizaba del todo.
Lentamente,
Heldet se acercó a una silla y se sentó en ella. Daverd suspiró
profundamente y dijo:
-¿Que
sucede en tus pesadillas?
La
pregunta, hecha directamente, sorprendió a Heldet, pero se acordó
de que Daverd sabía cosas (aunque no sabía que cosas), así que
procedió a contar lo que le pasaba desde el principio.
-Al
principio, aparecía combatiendo contra un ejército, y entonces...
-¿Cuánto
medía ese ejército?-interrumpió Daverd.
-No
lo sé, pero podían ser miles, millones tal vez.
-¿Quiénes
lo componían?
-Trolls,
orcos, hienas, dragones, trasgos y, viendo uno de ellos ahí fuera,
stelriants.
-¿Qué
pasó?
-Combatí
con todas mis fuerzas, pero al final consiguieron acorralarme; pero
antes de que me mataran...
-...
Apareció un humano y el ejército se desintegró, ¿verdad?
-Sí,
y entonces el humano se transformó en un drakkune gigantesco, como
un stelriant, y me devoraba.
Después
de un corto silencio, Daverd se dirigió a Sheila.
-¿Que
sucedió la ultima vez que te pasó a ti?
¿Sheila
también tenía pesadillas? Al parecer sí, porque respondió:
-Yo
luchaba contra un ejercito de orcos, a punto de morir, cuando de
repente apareció Drakk. Pensé que iba a salvarme, pero entonces...-
la voz se le quebró y no pudo continuar.
-...
Te abría en canal, ¿no?- terminó Daverd por ella.
La
loba asintió, y el rostro del dawerf se ensombreció. Heldet, harto
ya de tanto secretismo, le preguntó sin miramientos:
-¿Por
qué quieres saber todo eso?¿Por qué tantas preguntas?
Al
oír esto, Daverd giró lentamente la cabeza hacia Heldet y,
lentamente, le preguntó:
-¿Sabes
cuál es el origen de todo?
-Pues...
el Big Bang, creo.
-¿Y
después?
-La
evolución, supongo. Primero aparecieron las células, las cuáles...
-Te
equivocas. Ese no es el origen de todo.
-¿Entonces
cuál es?- exclamó irritado Heldet.
Daverd,
alternando la mirada entre Sheila y Heldet, volvió a hablar:
-Os
voy a contaros la verdad auténtica; la de los dioses.
-Hace
miles de millones de años, estalló en el vacío una explosión
infinita, el Big Bang. En eso no te equivocabas, Heldet.
»Sin
embargo, de la explosión resultante todavía quedaron pedazos de
energía cósmica que, tras millones de años, adquirieron
conciencia. Esas entidades eran los dioses.
»Las
mitologías suelen decir que solo sus dioses existen. En realidad,
existen todos los de las religiones más importantes en la
antigüedad, o sea, celtas, nórdicos, egipcios, griegos y sumerios:
Frey, Atenea, Tiamat, Belenos... Pero los más importantes de cada
una eran Teutatis, Odín, Zeus, Anu y Ra. Y, al contrario de lo que
se cree, estos no crearon la Tierra, sino que la encontraron.
»Por
que la Tierra, no lo sé. Quizás porque como entonces eran grandes
cúmulos de energía, querían crear vida. Solo había un problema:
debían desprenderse de parte de su lado destructivo. Era una
elección difícil, pues para eso tendrían que adquirir formas
físicas, y todavía no había formas de vida en las que basarse. Asi
que hicieron algo que después lamentarían: se arrancaron su parte
destructiva de cuajo (algunos mantuvieron un poco, y esos fueron
dioses de la muerte y de la guerra) aún siendo energía pura.
»Sin
embargo, esas “partes malas” acabaron por adquirir conciencia
propia. Mientras los dioses iban haciendo la Tierra habitable, esas
conciencias acabaron adquiriendo una personalidad maligna pues, al
estar completamente hechas de las partes malvadas de los dioses, solo
podían ser eso. Eran demonios, criaturas que destruían sin motivos
siquiera.
»Los
dioses se dieron cuenta demasiado tarde de su error. Por fortuna, los
demonios eran aún débiles, así que los dioses los encerraron en un
plano lo suficientemente grande como para albergarlos a todos. Sin
embargo, el poder de los demonios crecía con su número, y este
aumentaba cada vez más rápido. Pronto serían lo suficientemente
poderosos como para escapar de su dimensión y arrasar la Tierra.
Pero midiéndolo, el tiempo que tardarían en hacerlo sería en
millones de años.
»Mientras
tanto, la Tierra ya albergaba vida compleja, y ya era el Mesozico, la
era de los dinosaurios.
-¿Qué
eran los dinosaurios?-preguntó Heldet. La historia empezaba a
interesarle, y mucho.
-Los
dinosaurios eran grandes reptiles que dominaron el planeta durante
millones de años. Algunos no eran mucho más grandes que un enano,
mientras que otros superaban en tamaño a elefantes e incluso a
ballenas. Podría decirse que eran la obra maestra de los dioses.
»Sin
embargo, entre los dinosaurios destacaban los dragones.
-¿Los
dragones son dinosaurios?
-Para
ser exactos, los actuales son descendientes de dragones mesozoicos,
pues esos no podían echar fuego ni nada. ¿Por dónde iba? Ah, sí.
Los dragones eran las criaturas más poderosas del Mesozoico. En
tierra, cazaban saurópodos que podían medir hasta cuarenta metros,
y los grandes terópodos los evitaban si podían, aunque eran grandes
rivales para ellos. En el aire, los pterosaurios más grandes huían
tan solo con verlos en la distancia. Y en el mar, ni tiburones, ni
plesiosauros, ni pliosaurios podían esquivar sus letales fauces.
Eran los señores indiscutibles de la Tierra.
»Sin
embargo, para los dioses el tiempo pasa muy rápido, por lo que
pronto vieron que a los demonios les faltaba poco para escapar.
»Fue
Zeus quién, con su sabiduría, decidió hacer algo: reunió una
parte del poder de cada dios y combinó esas energías con piedras
siderales, y creó las rocas astrales, las dadoras de magia.
»Su
plan consistía en que, si ellos no podían hacer nada por no ser
formas físicas, y en que si los dinosaurios no podían defenderse,
solo había una opción: estrellar una gigantesca roca astral contra
la Tierra y liberar su energía en todo el mundo para que, en un
futuro, las especies inteligentes que evolucionasen utilizasen la
magia para combatir a los demonios. Sin embargo, dado el tamaño del
meteorito y la velocidad a la que tendría que ir para poder
traspasar la atmósfera, se dieron cuenta de que el choque
ocasionaría catástrofes que podrían acabar con la vida en la
Tierra. Lo lamentaron mucho por los grandes reptiles, y las aves y
mamíferos que iban surgiendo, pero decidieron arriesgarse, y después
comprobaron que fue una decisión acertada.
»Cuando
el meteoro chocó, generó una gigantesca onda expansiva que provocó
terremotos y generó volcanes por todo el planeta. Los volcanes
expulsaron tal cantidad de ceniza que el cielo se oscureció durante
años, provocando la muerte de muchas plantas y, a la larga, la de
los animales herbívoros y carnívoros. Los dragones sobrevivieron
porque también sobrevivieron mamíferos, aves y reptiles, y algunos
peces; presas fáciles. Volar, poder vivir hasta un mes sin comida ni
agua y tener los sentidos agudizados era una ventaja en una época
donde el cielo estaba lleno de ceniza y donde la oscuridad
predominaba.
»Hace
algo más de cinco millones de años, el primer antepasado del hombre
llegó.
Cuando
llegó hasta ahí, Daverd miró a los jóvenes, y les preguntó:
-¿Sabéis
lo que es la evolución?
Sheila
lo ignoraba, pero Heldet si conocía el concepto.
-Bien
entonces; sabrás entonces que el antepasado del hombre era un simio
no muy distinto de un chimpancé.
-Sí.
-Lo
mismo ocurre con los liune. O los fenrusnes
-¿Qué?
-Los
liune, Heldet, sois una evolución de los leones.
Heldet
se quedó sin habla. ¿Leones, sus parientes? Eso para él sonaba
extraño, y el hecho de que a veces los cazaba, lo extrañaba aún
más. Sin embargo, quería seguir escuchando a Daverd, asi que lo
apremió a continuar.
-Como
sabes, la evolución surge de la necesidad de una especie para
sobrevivir en su entorno, especialmente para evitar a los dragones.
Los antepasados de los humanos simplemente bajaron de los árboles,
se levantaron sobre sus patas traseras para ver por encima de la
maleza, se volvieron más inteligentes y empezaron a usar utensilios.
Sin embargo, para los otros animales no fue tan distinto.
»Otros
simios también evolucionaron así, pero se hicieron más pequeños y
prefirieron vivir bajo tierra. Serían los futuros enanos. En cambio,
algunos antepasados de los babuinos perdieron la cola, se hicieron
más grandes, desarrollaron piel azulada y afilados dientes y se
volvieron más agresivos, los trasgos.
»Los
leones, en cambio, tuvieron una metamorfosis muy peculiar. Ser un
eslabón alto en la cadena alimentaria no significa que se esté a
salvo de otros seres. Los dragones tenían gran competencia entonces,
pero seguían siendo las criaturas más poderosas. Por eso, algunos
leones hicieron lo mismo que los simios; les costó, ya que los
felinos no están adaptados para andar a dos patas. Como lo
consiguieron, no lo sé.
»Cuando
los dioses volvieron a mirar al mundo, vieron que ya había
civilizaciones. Como ya había criaturas en las que basarse, los
dioses adquieron por fin una forma física. La mayoría tenía forma
humana, pero muchos de los egipcios adquirieron formas de
licántropos: Sekhmet, Anubis, Horus...
»Los
dioses decidieron entonces repartirse el patronazgo de las razas. Los
hombres-lobo, para los celtas; los hombres-cocodrilo y
hombres-halcón, para los egipcios; los trolls y enanos, para los
nórdicos; los hombres-dragón, para los sumerios. Y para los
griegos, los liune y los minotauros.
»Los
humanos , los trasgos y los dragones eran de todos, pero los orcos,
aunque eran de origen céltico, se pasaron al lado de los Aesir.
Viendo esto, algunas divinidades crearon sus propias razas de cero
para compensar, sin ver que eso aceleraría la fuga de los
demonios...- antes de poder continuar, Sheila interrumpió al enano.
-¿Qué
razas?
-Ya
sabes, las que los dioses crearon directamente desde cero. Por
ejemplo, Hefesto creó a los cíclopes a partir de la tierra, y Frey
a los elfos de su propia piel, por eso que fueran tan bellos y
longevos.
»Sin
embargo, tras la destrucción del imperio romano, en el Medioevo, las
cosas fueron muy mal. Con la llegada de las grandes religiones, los
que no eran humanos eran considerados monstruos y cazados en masa. A
cambio, los hombres eran masacrados en zonas de liune, trockas,
nruskas y demás. Los dawerf, en cambio, fueron menos llamativos. Los
humanos pensaban que eran hombres más bajos de lo habitual, pero
hombres de todas formas.
»Sin
embargo, hace un millón de años, los demonios se liberaron, y,
¿sabéis quién los lideraba?
Heldet
pensó que sería Asdelt, pero inmediatamente obvió que no porque
era un troll. Sin embargo, conocía a alguien que si era un demonio.
-Zexel.
-Exacto.
Chicos, hay muchos tipos de demonios con diferentes y horripilantes
formas: diablillos, íncubos, súcubos, cerberos... Sin embargo,
Zexel era (y és) uno de los pocos que había adquirido forma de
dragón; de drakkune, en realidad. Y, al contrario que otros
demonios, que buscaban destruir el planeta, el veía otra posibilidad
mucho más beneficiosa y siniestra: extraerles el alma a los
terrícolas y utilizarlas contra los dioses y, a su vez, extraerles
la energía.
-¿Para
qué?
-Para
dominar no solo la Tierra o el universo, sino para tener el poder de
crear y destruir universos.
»El
plan entusiasmó a los demonios, pero fue entonces cuando Zexel
demostró su lado más maligno. Les dijo que no podían hacer nada
mientras fueran simples monstruos, pues era posible combatirlos y,
obviamente, matarlos.
»La
solución también la dio Zexel. Les enseñó unos diseños que él
mismo había creado, que mostraban unas máquinas de guerra que eran
diez veces diez tanques. Eran muy imponentes, sus tres patas eran el
soporte más estable, y portaban mortales lanzallamas infernales, de
los que un impacto directo equivalía a una bomba de cuarto de
kilotón. Eran poderosas, pero tenían un inconveniente: necesitaban
energía vital, que viene a decir que necesitaban almas para
funcionar. Almas de demonio.
»Algunos
demonios se dieron cuenta del engaño, pero ya era demasiado tarde.
Muchos demonios habían muerto para meter sus almas en las máquinas,
pero tan pronto como se metieron en ellas, perdieron la capacidad de
pensar por si mismos y se transformaron en simples autómatas a las
órdenes de Zexel. Los stelriants. Este, al ver que ya disponía de
un ejercito que si merecía el apelativo de “imparable”,
conquistó su dimensión. Sin embargo, siguió con el plan de atacar
la Tierra.
»Nunca
en la historia del hombre se habían visto máquinas como aquellas.
Por cada uno que destruían, venían diez. Su apéndices tentaculares
azotaban el aire. Sus llamas incineraban todo ser vivo que se ponía
a su alcance. Pero eso no era lo peor. No, lo peor era una jaula que,
si se llenaba de seres vivos, les aspiraba el alma.
»Los
demonios siguieron así hasta que mataron al último humano. Y cuando
lo hicieron, descargaron su sed de sangre en los demás.
»Los
elfos y centauros, creyéndose superiores a las otras razas, cargaron
y destruyeron muchos stelriants, pero al final solo los hicieron más
fuertes. Asi siguieron hasta que se rindieron las razas restantes.
Luego llegó una era maldita, una era tan horrible, que actualmente
muy pocos se acuerdan de ella.
-¿Qué
era?
-La
Era del Terror.
»Durante
varios siglos, los demonios devoraron y asesinaron a millones de
personas, y a las que no mataban, les obligaban a unirse a ellos.
»Sin
embargo, Zexel, que se había convertido en su líder, se desentendió
de lo que hacían y, con un pequeño ejército, se dirigió al Norte,
a Escandinavia.
»Buscaba
el Bifrost, el Puente del Arcoíris.
-¿Para
que necesitaba Zexel un puente?-preguntó Sheila.
-Para
poder llegar al Yggdrasil.
»Técnicamente
hablando, el Yggdrasil es un monstruoso fresno donde viven los dioses
nórdicos, dividido en varios submundos unidos entre sí por
portales. Antes allí vivían también los elfos, antes de ser
extintos por los demonios.
»El
objetivo de Zexel era el pozo Mímisbrunnr. Es un pozo mágico de
aspecto normal, con la diferencia de que aquel que beba de él sabrá
todo lo que desee. Sin embargo, Zexel lo buscaba porque creía que en
el fondo estaba el ojo de Odín.
»Cuenta
una leyenda que Odín, deseando saberlo todo para siempre, quisó
beber de él. Sin embargo, Mímir, el gigante guardián del pozo, le
dijo que para hacer eso, Odín debía arrojar algo personal al agua.
Y lo que lanzó fue el ojo. Zexel creía entonces (y puede que
todavía) que el ojo, al estar miles de años en contacto con esa
agua mágica, se había vuelto un objeto de gran poder.
»Sin
embargo, mientras estaba buscando el Bifrost, la vida en el resto del
planeta iba pereciendo, pues los demonios, en un acto de crueldad,
llenaron el cielo de cenizas. El sufrimiento de los mortales conmovió
tanto a los dioses, que estos decidieron actuar. Sin embargo, ellos
no pelearían contra el mal, sino sus Elegidos.
Daverd
dijo la palabra con tal énfasis que Heldet le preguntó:
-¿Quiénes
eran los Elegidos?
-Los
elegidos, Heldet, fueron personas que, gracias a los poderes divinos,
eran inmunes al poder demoníaco. Y la primera de ellos fue Lás, la
Leona.
»Lás
nació en lo que hoy se conoce como Liuhome; tu hogar, Heldet. Vivía
bien, pues su padre había hecho un trato con Molg, el demonio que
gobernaba la región, en el cuál ofrecía sus servicios y el de sus
descendientes para siempre-(al oír esto Heldet se estremeció sin
saber por qué)-. Sin embargo, para lo que su padre era una manera de
sobrevivir, para ella era peor que una maldición. Todos los días
veía a gente siendo torturada hasta la muerte, u obligada a unirse a
los ejercitos malignos para subyugar a los que se oponían a los
demonios, y se sentía impotentente. Así que un día se fugó.
»Durante
días, Lás fue perseguida por demonios y soldados, pero ella
conseguia esquivarlos. Sin embargo, Lás se encontró con un dios en
en el Sáhara.
»Nadie
sabe que dios fue quien le habló. Pudo haber sido Sekhmet, la diosa
egipcia de la guerra; o Anubis, dios de la muerte. En cualquier caso,
el dios anónimo le encomendó a Lás la tarea de liberar al mundo
del yugo demoníaco; para eso, debía derrotar a Zexel, el señor de
los demonios. La leona acepto, entusiasmada, y preguntó adonde debía
ir. El dios le dijo que debía ir rumbo al Norte, mas allá del
Estrecho.
»Por
el camino, Lás se encontró con un lobo druida que había sido
llamado por el mismo dios que la liune; se llamaba Eidan, “El Fuego
Eterno”. Este le explicó que, aparte de la tarea, el dios le
reveló que nunca vencerían a Zexel solos, que debían buscar a
otros cinco Elegidos. Estos fueron Carauno, el trasgo celtíbero;
Torolf, el orco Jutland; Jorgen, el troll frisio; Esben, el enano
danés; y Julio, un dragón miembro de una orden de caballeros, los
Caballeros de la orden de Minerva, que combatían a los demonios
desde la Península Itálica. Juntos, los siete amigos viajaron por
el mundo eliminando a los lugartenientes demoníacos y mortales de
Zexel hasta que, un día, llegaron a las ruinas de lo que antes se
conocía como Estocolmo. Allí se enfrentaron a Zexel.
»El
demonio había encontrado el Bifrost, pero los Aesir habían puesto
en su entrada a un guardián, un poderoso dragón, que diezmó a su
ejército y sólo lo dejó vivo a él. Debilitado por la derrota,
Zexel no se percató de la muerte de sus oficiales. Cuando se
transportó a la fortaleza rusa de Tormecnat, un ejército aliado de
enanos, hombres-lobo y minotauros le tendió una trampa, haciendo
llover fuego del cielo. Sin embargo, Zexel sobrevivió y, enfurecido,
voló hacia Estocolmo, donde los Elegidos lo vencieron difícilmente.
»Al
ser derrotado, Zexel perdió el poco poder que poseía, y se volvió
un hombre-dragón, más poderoso que uno normal, pero más débil que
cuando era un demonio. Y, al perder el poder, se generó un
monstruoso vórtice que absorbió a la gran mayoría de los demonios
hasta que se cerró.
»La
desaparición de los demonios favoreció a los ejércitos rebeldes,
que combatieron y derrotaron a los aliados de los demonios. Lás fue
la que propició el fin del terror, por lo que, agradecidos, Julio y
los Caballeros crearon un idioma en el que su nombre significara
“Luz”. Ese fue el idioma múltiple.
»Los
Caballeros reconquistaron las tierras que pertenecían a Zexel en
Europa y África, formando así un vasto imperio. Pero este imperio
era tan grande (mayor que el antiguo imperio romano), que se decidió
dejar una parte a cada uno de los héroes. Eidan se encargó de
Albión y de una parte de Hispania, dejando la otra parte para
Carauno y los jarls de las colonias nórdicas. Torolf se quedó con
estas y con Escandinavia. Julio, en cambio, decidió apropiarse con
las tierras africanas y, para administrarlas mejor, pidió a Lás,
Esben y Jorgen que dividiesen las tierras y las gobernasen por él.
Así nacieron la región de Liuhome y las ciudades de Tiras y Cair,
las más influyentes de Joka Ufalme, nombre en honor de Julio. Los
cuatro fueron amigos inseparables, y Lás y Julio...
Daverd
se paró en esa parte de la historia y, suspirando, inclinó la
cabeza como si estuviera cansado. Los ojos azules de Sheila brillban
por la revelación. Heldet, sin embargo, no se había sorprendido; al
contrario. Cuando Daverd llegó a la parte de la evolución, le
molestó saber que lo que le dijo su padre no era verdad. Sin
embargo, cuando el enano dijo que alguna vez trolls y leones fueron
amigos, se enfureció.
Al
acabar la historia de Daverd, el León Azabache saltó de la silla y
rugió, asustando a la loba. Daverd, sin embargo, ni se inmutó
cuando Heldet rodeó lentamente la mesa en dirección suya con las
garras sacadas.
-Puedes
decir que yo soy un asesino sin sentimientos. Puedes decir que los
dragones no son más que lagartija
s-
dijo Heldet, furibundo.-
¡Pero
jamás digas que trolls y leones fuimos amigos, ni siquiera en el
pasado!
-Si
te refieres a los trolls en general te equivocas-respondió Daverd.-
Pero si te refieres a los de Tiras, no fue culpa suya que Asdelt
asesinase a tu abuelo.
La
respuesta de ese momento sí que sorprendió a Heldet, que guardó
las garras. Sin embargo, siguió erguido y, lentamente, le preguntó
a Daverd:
-¿Y
tú como sabes eso?
Fue
entonces cuando oyeron el rugido de Drakk desde fuera... y el bramido
de respuesta del stelrint
Hola.
ResponderEliminarMe pediste que te diera mi opinión. Te la daré de forma sincera. Contemplando cuestiones científicas y mitológicas.
1) Como novela está interesante, como narrativo de eventos reales le falta un poco más.
2) El bólido que impactó contra la tierra hace 65.5 Ma. No produjo erupciones volcánicas. Los derrames basálticos del Decán, en la India fueron anteriores al impacto.
3) Licantrópos son aquellos que se transforman exclusivamente en lobos (busca sobre su etimología). Quizá te hubiera convenido usar otro término, uno inventado o uno de una cultura desconocida para ti: la mesoamericana, donde aquellos cambia-formas son conocidos como nahuales y son hechiceros que pueden tomar casi cualquier forma animal, si bien prefieren una o dos.
4) ¿Quién es Frey? ¿No querrás decir Freyja?
5) Noto ciertas palabras anacrónicas que quitan el gusto a la lectura como kilotón. ¿Los demonios no deberían decir al como "con una fuerza explosiva similar a la de un X bestia"? Después de todo es como estar haciendo que un aborígen australiano diga "entonces, tenían historias de 12 Gb en papel"...
Tu novela me resulta interesante. Sigue así.
SALUDOS
Atte. M. C. Roberto D-S.
Son clases del Dungeons and Dragons:
ResponderEliminar-Heldet: guerrero liune
-Sheila: arquera-hechizera fenrusne
-Daverd: clérigo dawerf
-Drakk: dragón europeo montura
Lo siento, pero para la trama he de cambiar esta parte: en vez de edad moderna, la humanidad se extinguio durante la edad antigua, y como es un planeta alternativo, he puesto que Julio César era el maestro de Vercingétorix y que se transforma en un dios
ResponderEliminar¡Terminé la novela por fin!
ResponderEliminarEs como el libro "El héroe de las mil caras", de Joseph Campbell:
ResponderEliminar-Llamada de la aventura: Heldet vuelve a casa y Drakk le "entrega" la carta de Daverd.
-Encuentro con el mentor o la ayuda: cuando Heldet conoce cara a cara a Drakk, Sheila y Daverd.
-Pruebas, aliados y enemigos: las aventuras anterioras de Heldet, junto con el futuro enfrentamiento con el demonio mecánico