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jueves, 11 de abril de 2013

Capítulo 11: El origen de todo


Por Antonio Gutiérrez



Cuando Heldet entró en la habitación, descubrió que era una herrería hecha para trolls, pues el techo estaba a tres metros de altura, y era muy ancha. Sin embargo, lo único que parecía haber sido usado recientemente era la fragua; el resto estaba cubierto de polvo. Además, la propia fragua estaba apagada.
¿Por qué estoy pensando en la fragua?”, pensó el liune.
Porque los enanos siempre forjan o arreglan algo en ellas” se respondió a si mismo. Eso era verdad, pues los enanos siempre estaban estaban forjando cosas, y esas cosas solía venderse a precios astronómicos, pues estaban hechas de una aleación que las volvía muy resistentes. Los enanos que jamás herraban o forjaban eran repudiados por los demás.
Mientras pensaba en esto, no se dio cuenta de que Sheila estaba sentada en una mesa de madera, pensando en algo.
Entonces Daverd entró en la habitación, murmurando algo de “no tocar” y “revivir...” en un idioma que Heldet reconoció como ruso (la gente que lo contrataba hablaba múltiple, inglés, swajili, francés y ruso, asi que los idiomas no se le daban mal).
El dawerf se acercó a la mesa, se sentó cerca de Sheila, que lo miraba preocupado, y, con un tono de voz que hacía parecer que tuviera cien años (cincuenta normales) en vez de cincuenta (treinta), le dijo a Heldet:
-Siéntate.
Heldet iba a protestar, pero entonces se fijó en sus negros ojos, y se estremeció. Pocas cosas lo intimidaban, y ni siquiera un enorme león adulto o un dragón gigante podían. En cambio, la mirada de Daverd había pasado de ser alegre a ser muy, muy seria. Lo único que la suavizaba era la mirada azul y preocupada de Sheila; pero no la suavizaba del todo.
Lentamente, Heldet se acercó a una silla y se sentó en ella. Daverd suspiró profundamente y dijo:
-¿Que sucede en tus pesadillas?
La pregunta, hecha directamente, sorprendió a Heldet, pero se acordó de que Daverd sabía cosas (aunque no sabía que cosas), así que procedió a contar lo que le pasaba desde el principio.
-Al principio, aparecía combatiendo contra un ejército, y entonces...
-¿Cuánto medía ese ejército?-interrumpió Daverd.
-No lo sé, pero podían ser miles, millones tal vez.
-¿Quiénes lo componían?
-Trolls, orcos, hienas, dragones, trasgos y, viendo uno de ellos ahí fuera, stelriants.
-¿Qué pasó?
-Combatí con todas mis fuerzas, pero al final consiguieron acorralarme; pero antes de que me mataran...
-... Apareció un humano y el ejército se desintegró, ¿verdad?
-Sí, y entonces el humano se transformó en un drakkune gigantesco, como un stelriant, y me devoraba.
Después de un corto silencio, Daverd se dirigió a Sheila.
-¿Que sucedió la ultima vez que te pasó a ti?
¿Sheila también tenía pesadillas? Al parecer sí, porque respondió:
-Yo luchaba contra un ejercito de orcos, a punto de morir, cuando de repente apareció Drakk. Pensé que iba a salvarme, pero entonces...- la voz se le quebró y no pudo continuar.
-... Te abría en canal, ¿no?- terminó Daverd por ella.
La loba asintió, y el rostro del dawerf se ensombreció. Heldet, harto ya de tanto secretismo, le preguntó sin miramientos:
-¿Por qué quieres saber todo eso?¿Por qué tantas preguntas?
Al oír esto, Daverd giró lentamente la cabeza hacia Heldet y, lentamente, le preguntó:
-¿Sabes cuál es el origen de todo?
-Pues... el Big Bang, creo.
-¿Y después?
-La evolución, supongo. Primero aparecieron las células, las cuáles...
-Te equivocas. Ese no es el origen de todo.
-¿Entonces cuál es?- exclamó irritado Heldet.
Daverd, alternando la mirada entre Sheila y Heldet, volvió a hablar:
-Os voy a contaros la verdad auténtica; la de los dioses.


-Hace miles de millones de años, estalló en el vacío una explosión infinita, el Big Bang. En eso no te equivocabas, Heldet.
»Sin embargo, de la explosión resultante todavía quedaron pedazos de energía cósmica que, tras millones de años, adquirieron conciencia. Esas entidades eran los dioses.
»Las mitologías suelen decir que solo sus dioses existen. En realidad, existen todos los de las religiones más importantes en la antigüedad, o sea, celtas, nórdicos, egipcios, griegos y sumerios: Frey, Atenea, Tiamat, Belenos... Pero los más importantes de cada una eran Teutatis, Odín, Zeus, Anu y Ra. Y, al contrario de lo que se cree, estos no crearon la Tierra, sino que la encontraron.
»Por que la Tierra, no lo sé. Quizás porque como entonces eran grandes cúmulos de energía, querían crear vida. Solo había un problema: debían desprenderse de parte de su lado destructivo. Era una elección difícil, pues para eso tendrían que adquirir formas físicas, y todavía no había formas de vida en las que basarse. Asi que hicieron algo que después lamentarían: se arrancaron su parte destructiva de cuajo (algunos mantuvieron un poco, y esos fueron dioses de la muerte y de la guerra) aún siendo energía pura.
»Sin embargo, esas “partes malas” acabaron por adquirir conciencia propia. Mientras los dioses iban haciendo la Tierra habitable, esas conciencias acabaron adquiriendo una personalidad maligna pues, al estar completamente hechas de las partes malvadas de los dioses, solo podían ser eso. Eran demonios, criaturas que destruían sin motivos siquiera.
»Los dioses se dieron cuenta demasiado tarde de su error. Por fortuna, los demonios eran aún débiles, así que los dioses los encerraron en un plano lo suficientemente grande como para albergarlos a todos. Sin embargo, el poder de los demonios crecía con su número, y este aumentaba cada vez más rápido. Pronto serían lo suficientemente poderosos como para escapar de su dimensión y arrasar la Tierra. Pero midiéndolo, el tiempo que tardarían en hacerlo sería en millones de años.
»Mientras tanto, la Tierra ya albergaba vida compleja, y ya era el Mesozico, la era de los dinosaurios.
-¿Qué eran los dinosaurios?-preguntó Heldet. La historia empezaba a interesarle, y mucho.
-Los dinosaurios eran grandes reptiles que dominaron el planeta durante millones de años. Algunos no eran mucho más grandes que un enano, mientras que otros superaban en tamaño a elefantes e incluso a ballenas. Podría decirse que eran la obra maestra de los dioses.
»Sin embargo, entre los dinosaurios destacaban los dragones.
-¿Los dragones son dinosaurios?
-Para ser exactos, los actuales son descendientes de dragones mesozoicos, pues esos no podían echar fuego ni nada. ¿Por dónde iba? Ah, sí. Los dragones eran las criaturas más poderosas del Mesozoico. En tierra, cazaban saurópodos que podían medir hasta cuarenta metros, y los grandes terópodos los evitaban si podían, aunque eran grandes rivales para ellos. En el aire, los pterosaurios más grandes huían tan solo con verlos en la distancia. Y en el mar, ni tiburones, ni plesiosauros, ni pliosaurios podían esquivar sus letales fauces. Eran los señores indiscutibles de la Tierra.
»Sin embargo, para los dioses el tiempo pasa muy rápido, por lo que pronto vieron que a los demonios les faltaba poco para escapar.
»Fue Zeus quién, con su sabiduría, decidió hacer algo: reunió una parte del poder de cada dios y combinó esas energías con piedras siderales, y creó las rocas astrales, las dadoras de magia.
»Su plan consistía en que, si ellos no podían hacer nada por no ser formas físicas, y en que si los dinosaurios no podían defenderse, solo había una opción: estrellar una gigantesca roca astral contra la Tierra y liberar su energía en todo el mundo para que, en un futuro, las especies inteligentes que evolucionasen utilizasen la magia para combatir a los demonios. Sin embargo, dado el tamaño del meteorito y la velocidad a la que tendría que ir para poder traspasar la atmósfera, se dieron cuenta de que el choque ocasionaría catástrofes que podrían acabar con la vida en la Tierra. Lo lamentaron mucho por los grandes reptiles, y las aves y mamíferos que iban surgiendo, pero decidieron arriesgarse, y después comprobaron que fue una decisión acertada.
»Cuando el meteoro chocó, generó una gigantesca onda expansiva que provocó terremotos y generó volcanes por todo el planeta. Los volcanes expulsaron tal cantidad de ceniza que el cielo se oscureció durante años, provocando la muerte de muchas plantas y, a la larga, la de los animales herbívoros y carnívoros. Los dragones sobrevivieron porque también sobrevivieron mamíferos, aves y reptiles, y algunos peces; presas fáciles. Volar, poder vivir hasta un mes sin comida ni agua y tener los sentidos agudizados era una ventaja en una época donde el cielo estaba lleno de ceniza y donde la oscuridad predominaba.
»Hace algo más de cinco millones de años, el primer antepasado del hombre llegó.


Cuando llegó hasta ahí, Daverd miró a los jóvenes, y les preguntó:
-¿Sabéis lo que es la evolución?
Sheila lo ignoraba, pero Heldet si conocía el concepto.
-Bien entonces; sabrás entonces que el antepasado del hombre era un simio no muy distinto de un chimpancé.
-Sí.
-Lo mismo ocurre con los liune. O los fenrusnes
-¿Qué?
-Los liune, Heldet, sois una evolución de los leones.
Heldet se quedó sin habla. ¿Leones, sus parientes? Eso para él sonaba extraño, y el hecho de que a veces los cazaba, lo extrañaba aún más. Sin embargo, quería seguir escuchando a Daverd, asi que lo apremió a continuar.
-Como sabes, la evolución surge de la necesidad de una especie para sobrevivir en su entorno, especialmente para evitar a los dragones. Los antepasados de los humanos simplemente bajaron de los árboles, se levantaron sobre sus patas traseras para ver por encima de la maleza, se volvieron más inteligentes y empezaron a usar utensilios. Sin embargo, para los otros animales no fue tan distinto.
»Otros simios también evolucionaron así, pero se hicieron más pequeños y prefirieron vivir bajo tierra. Serían los futuros enanos. En cambio, algunos antepasados de los babuinos perdieron la cola, se hicieron más grandes, desarrollaron piel azulada y afilados dientes y se volvieron más agresivos, los trasgos.
»Los leones, en cambio, tuvieron una metamorfosis muy peculiar. Ser un eslabón alto en la cadena alimentaria no significa que se esté a salvo de otros seres. Los dragones tenían gran competencia entonces, pero seguían siendo las criaturas más poderosas. Por eso, algunos leones hicieron lo mismo que los simios; les costó, ya que los felinos no están adaptados para andar a dos patas. Como lo consiguieron, no lo sé.
»Cuando los dioses volvieron a mirar al mundo, vieron que ya había civilizaciones. Como ya había criaturas en las que basarse, los dioses adquieron por fin una forma física. La mayoría tenía forma humana, pero muchos de los egipcios adquirieron formas de licántropos: Sekhmet, Anubis, Horus...
»Los dioses decidieron entonces repartirse el patronazgo de las razas. Los hombres-lobo, para los celtas; los hombres-cocodrilo y hombres-halcón, para los egipcios; los trolls y enanos, para los nórdicos; los hombres-dragón, para los sumerios. Y para los griegos, los liune y los minotauros.
»Los humanos , los trasgos y los dragones eran de todos, pero los orcos, aunque eran de origen céltico, se pasaron al lado de los Aesir. Viendo esto, algunas divinidades crearon sus propias razas de cero para compensar, sin ver que eso aceleraría la fuga de los demonios...- antes de poder continuar, Sheila interrumpió al enano.
-¿Qué razas?
-Ya sabes, las que los dioses crearon directamente desde cero. Por ejemplo, Hefesto creó a los cíclopes a partir de la tierra, y Frey a los elfos de su propia piel, por eso que fueran tan bellos y longevos.
»Sin embargo, tras la destrucción del imperio romano, en el Medioevo, las cosas fueron muy mal. Con la llegada de las grandes religiones, los que no eran humanos eran considerados monstruos y cazados en masa. A cambio, los hombres eran masacrados en zonas de liune, trockas, nruskas y demás. Los dawerf, en cambio, fueron menos llamativos. Los humanos pensaban que eran hombres más bajos de lo habitual, pero hombres de todas formas.
»Sin embargo, hace un millón de años, los demonios se liberaron, y, ¿sabéis quién los lideraba?
Heldet pensó que sería Asdelt, pero inmediatamente obvió que no porque era un troll. Sin embargo, conocía a alguien que si era un demonio.
-Zexel.
-Exacto. Chicos, hay muchos tipos de demonios con diferentes y horripilantes formas: diablillos, íncubos, súcubos, cerberos... Sin embargo, Zexel era (y és) uno de los pocos que había adquirido forma de dragón; de drakkune, en realidad. Y, al contrario que otros demonios, que buscaban destruir el planeta, el veía otra posibilidad mucho más beneficiosa y siniestra: extraerles el alma a los terrícolas y utilizarlas contra los dioses y, a su vez, extraerles la energía.
-¿Para qué?
-Para dominar no solo la Tierra o el universo, sino para tener el poder de crear y destruir universos.
»El plan entusiasmó a los demonios, pero fue entonces cuando Zexel demostró su lado más maligno. Les dijo que no podían hacer nada mientras fueran simples monstruos, pues era posible combatirlos y, obviamente, matarlos.
»La solución también la dio Zexel. Les enseñó unos diseños que él mismo había creado, que mostraban unas máquinas de guerra que eran diez veces diez tanques. Eran muy imponentes, sus tres patas eran el soporte más estable, y portaban mortales lanzallamas infernales, de los que un impacto directo equivalía a una bomba de cuarto de kilotón. Eran poderosas, pero tenían un inconveniente: necesitaban energía vital, que viene a decir que necesitaban almas para funcionar. Almas de demonio.
»Algunos demonios se dieron cuenta del engaño, pero ya era demasiado tarde. Muchos demonios habían muerto para meter sus almas en las máquinas, pero tan pronto como se metieron en ellas, perdieron la capacidad de pensar por si mismos y se transformaron en simples autómatas a las órdenes de Zexel. Los stelriants. Este, al ver que ya disponía de un ejercito que si merecía el apelativo de “imparable”, conquistó su dimensión. Sin embargo, siguió con el plan de atacar la Tierra.
»Nunca en la historia del hombre se habían visto máquinas como aquellas. Por cada uno que destruían, venían diez. Su apéndices tentaculares azotaban el aire. Sus llamas incineraban todo ser vivo que se ponía a su alcance. Pero eso no era lo peor. No, lo peor era una jaula que, si se llenaba de seres vivos, les aspiraba el alma.
»Los demonios siguieron así hasta que mataron al último humano. Y cuando lo hicieron, descargaron su sed de sangre en los demás.
»Los elfos y centauros, creyéndose superiores a las otras razas, cargaron y destruyeron muchos stelriants, pero al final solo los hicieron más fuertes. Asi siguieron hasta que se rindieron las razas restantes. Luego llegó una era maldita, una era tan horrible, que actualmente muy pocos se acuerdan de ella.
-¿Qué era?
-La Era del Terror.
»Durante varios siglos, los demonios devoraron y asesinaron a millones de personas, y a las que no mataban, les obligaban a unirse a ellos.
»Sin embargo, Zexel, que se había convertido en su líder, se desentendió de lo que hacían y, con un pequeño ejército, se dirigió al Norte, a Escandinavia.
»Buscaba el Bifrost, el Puente del Arcoíris.
-¿Para que necesitaba Zexel un puente?-preguntó Sheila.
-Para poder llegar al Yggdrasil.
»Técnicamente hablando, el Yggdrasil es un monstruoso fresno donde viven los dioses nórdicos, dividido en varios submundos unidos entre sí por portales. Antes allí vivían también los elfos, antes de ser extintos por los demonios.
»El objetivo de Zexel era el pozo Mímisbrunnr. Es un pozo mágico de aspecto normal, con la diferencia de que aquel que beba de él sabrá todo lo que desee. Sin embargo, Zexel lo buscaba porque creía que en el fondo estaba el ojo de Odín.
»Cuenta una leyenda que Odín, deseando saberlo todo para siempre, quisó beber de él. Sin embargo, Mímir, el gigante guardián del pozo, le dijo que para hacer eso, Odín debía arrojar algo personal al agua. Y lo que lanzó fue el ojo. Zexel creía entonces (y puede que todavía) que el ojo, al estar miles de años en contacto con esa agua mágica, se había vuelto un objeto de gran poder.
»Sin embargo, mientras estaba buscando el Bifrost, la vida en el resto del planeta iba pereciendo, pues los demonios, en un acto de crueldad, llenaron el cielo de cenizas. El sufrimiento de los mortales conmovió tanto a los dioses, que estos decidieron actuar. Sin embargo, ellos no pelearían contra el mal, sino sus Elegidos.
Daverd dijo la palabra con tal énfasis que Heldet le preguntó:
-¿Quiénes eran los Elegidos?
-Los elegidos, Heldet, fueron personas que, gracias a los poderes divinos, eran inmunes al poder demoníaco. Y la primera de ellos fue Lás, la Leona.
»Lás nació en lo que hoy se conoce como Liuhome; tu hogar, Heldet. Vivía bien, pues su padre había hecho un trato con Molg, el demonio que gobernaba la región, en el cuál ofrecía sus servicios y el de sus descendientes para siempre-(al oír esto Heldet se estremeció sin saber por qué)-. Sin embargo, para lo que su padre era una manera de sobrevivir, para ella era peor que una maldición. Todos los días veía a gente siendo torturada hasta la muerte, u obligada a unirse a los ejercitos malignos para subyugar a los que se oponían a los demonios, y se sentía impotentente. Así que un día se fugó.
»Durante días, Lás fue perseguida por demonios y soldados, pero ella conseguia esquivarlos. Sin embargo, Lás se encontró con un dios en en el Sáhara.
»Nadie sabe que dios fue quien le habló. Pudo haber sido Sekhmet, la diosa egipcia de la guerra; o Anubis, dios de la muerte. En cualquier caso, el dios anónimo le encomendó a Lás la tarea de liberar al mundo del yugo demoníaco; para eso, debía derrotar a Zexel, el señor de los demonios. La leona acepto, entusiasmada, y preguntó adonde debía ir. El dios le dijo que debía ir rumbo al Norte, mas allá del Estrecho.
»Por el camino, Lás se encontró con un lobo druida que había sido llamado por el mismo dios que la liune; se llamaba Eidan, “El Fuego Eterno”. Este le explicó que, aparte de la tarea, el dios le reveló que nunca vencerían a Zexel solos, que debían buscar a otros cinco Elegidos. Estos fueron Carauno, el trasgo celtíbero; Torolf, el orco Jutland; Jorgen, el troll frisio; Esben, el enano danés; y Julio, un dragón miembro de una orden de caballeros, los Caballeros de la orden de Minerva, que combatían a los demonios desde la Península Itálica. Juntos, los siete amigos viajaron por el mundo eliminando a los lugartenientes demoníacos y mortales de Zexel hasta que, un día, llegaron a las ruinas de lo que antes se conocía como Estocolmo. Allí se enfrentaron a Zexel.
»El demonio había encontrado el Bifrost, pero los Aesir habían puesto en su entrada a un guardián, un poderoso dragón, que diezmó a su ejército y sólo lo dejó vivo a él. Debilitado por la derrota, Zexel no se percató de la muerte de sus oficiales. Cuando se transportó a la fortaleza rusa de Tormecnat, un ejército aliado de enanos, hombres-lobo y minotauros le tendió una trampa, haciendo llover fuego del cielo. Sin embargo, Zexel sobrevivió y, enfurecido, voló hacia Estocolmo, donde los Elegidos lo vencieron difícilmente.
»Al ser derrotado, Zexel perdió el poco poder que poseía, y se volvió un hombre-dragón, más poderoso que uno normal, pero más débil que cuando era un demonio. Y, al perder el poder, se generó un monstruoso vórtice que absorbió a la gran mayoría de los demonios hasta que se cerró.
»La desaparición de los demonios favoreció a los ejércitos rebeldes, que combatieron y derrotaron a los aliados de los demonios. Lás fue la que propició el fin del terror, por lo que, agradecidos, Julio y los Caballeros crearon un idioma en el que su nombre significara “Luz”. Ese fue el idioma múltiple.
»Los Caballeros reconquistaron las tierras que pertenecían a Zexel en Europa y África, formando así un vasto imperio. Pero este imperio era tan grande (mayor que el antiguo imperio romano), que se decidió dejar una parte a cada uno de los héroes. Eidan se encargó de Albión y de una parte de Hispania, dejando la otra parte para Carauno y los jarls de las colonias nórdicas. Torolf se quedó con estas y con Escandinavia. Julio, en cambio, decidió apropiarse con las tierras africanas y, para administrarlas mejor, pidió a Lás, Esben y Jorgen que dividiesen las tierras y las gobernasen por él. Así nacieron la región de Liuhome y las ciudades de Tiras y Cair, las más influyentes de Joka Ufalme, nombre en honor de Julio. Los cuatro fueron amigos inseparables, y Lás y Julio...




Daverd se paró en esa parte de la historia y, suspirando, inclinó la cabeza como si estuviera cansado. Los ojos azules de Sheila brillban por la revelación. Heldet, sin embargo, no se había sorprendido; al contrario. Cuando Daverd llegó a la parte de la evolución, le molestó saber que lo que le dijo su padre no era verdad. Sin embargo, cuando el enano dijo que alguna vez trolls y leones fueron amigos, se enfureció.
Al acabar la historia de Daverd, el León Azabache saltó de la silla y rugió, asustando a la loba. Daverd, sin embargo, ni se inmutó cuando Heldet rodeó lentamente la mesa en dirección suya con las garras sacadas.
-Puedes decir que yo soy un asesino sin sentimientos. Puedes decir que los dragones no son más que lagartija
s- dijo Heldet, furibundo.-
¡Pero jamás digas que trolls y leones fuimos amigos, ni siquiera en el pasado!
-Si te refieres a los trolls en general te equivocas-respondió Daverd.- Pero si te refieres a los de Tiras, no fue culpa suya que Asdelt asesinase a tu abuelo.
La respuesta de ese momento sí que sorprendió a Heldet, que guardó las garras. Sin embargo, siguió erguido y, lentamente, le preguntó a Daverd:
-¿Y tú como sabes eso?
Fue entonces cuando oyeron el rugido de Drakk desde fuera... y el bramido de respuesta del stelrint


5 comentarios:

  1. Hola.

    Me pediste que te diera mi opinión. Te la daré de forma sincera. Contemplando cuestiones científicas y mitológicas.

    1) Como novela está interesante, como narrativo de eventos reales le falta un poco más.

    2) El bólido que impactó contra la tierra hace 65.5 Ma. No produjo erupciones volcánicas. Los derrames basálticos del Decán, en la India fueron anteriores al impacto.

    3) Licantrópos son aquellos que se transforman exclusivamente en lobos (busca sobre su etimología). Quizá te hubiera convenido usar otro término, uno inventado o uno de una cultura desconocida para ti: la mesoamericana, donde aquellos cambia-formas son conocidos como nahuales y son hechiceros que pueden tomar casi cualquier forma animal, si bien prefieren una o dos.

    4) ¿Quién es Frey? ¿No querrás decir Freyja?

    5) Noto ciertas palabras anacrónicas que quitan el gusto a la lectura como kilotón. ¿Los demonios no deberían decir al como "con una fuerza explosiva similar a la de un X bestia"? Después de todo es como estar haciendo que un aborígen australiano diga "entonces, tenían historias de 12 Gb en papel"...

    Tu novela me resulta interesante. Sigue así.

    SALUDOS

    Atte. M. C. Roberto D-S.

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  2. Son clases del Dungeons and Dragons:
    -Heldet: guerrero liune
    -Sheila: arquera-hechizera fenrusne
    -Daverd: clérigo dawerf
    -Drakk: dragón europeo montura

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  3. Lo siento, pero para la trama he de cambiar esta parte: en vez de edad moderna, la humanidad se extinguio durante la edad antigua, y como es un planeta alternativo, he puesto que Julio César era el maestro de Vercingétorix y que se transforma en un dios

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  4. ¡Terminé la novela por fin!

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  5. Es como el libro "El héroe de las mil caras", de Joseph Campbell:
    -Llamada de la aventura: Heldet vuelve a casa y Drakk le "entrega" la carta de Daverd.
    -Encuentro con el mentor o la ayuda: cuando Heldet conoce cara a cara a Drakk, Sheila y Daverd.
    -Pruebas, aliados y enemigos: las aventuras anterioras de Heldet, junto con el futuro enfrentamiento con el demonio mecánico

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