Hace un tiempo, descubrí un artilugio de una antigüedad muy curiosa: era una precioso reloj de bolsillo que contenía una melodía dulce y que sólo se escuchaba al abrir el reloj.
Era dorado, con encajes
en azul y blanco, pero...tras este reloj, se esconde una historia...
Hacia el año 1679, en
Londres, una pareja de jóvenes enamorados, una noche de luna llena quedaron en
un precioso puente. Allí el chico le dio a la chica un reloj de bolsillo
en señal de amor y para que lo recordase siempre, ya que él
tenía que marchar a la guerra; pero le prometió
que la primera luna llena del mes volvería para verla, en ese mismo
lugar.
La chica con el dolor
en su corazón aceptó, y con una lágrima
recorriendo sus mejillas, ve marchar al chico.
Esa luna llena ni la siguiente. El
chico no apareció; año tras año ella iba, pero él nunca apareció.
Dicen que la primera
luna llena, en ese mismo lugar, suena
una melodía dulce y se ve a una chica llorando, esperando el regreso de su fiel
amado...
“Y de esta historia se
aprende, que el amor se hace inmortal a la muerte..”
Por Lidia Rodríguez Alba 3º C
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