1.- Aquí, en el
descenso más vertiginoso de la Cordillera de los Alpes Suizos, el
novato esquiador español se dispone a lanzarse a su aventura. Para
él es todo un sueño: años de entrenamientos, años de su vida y
dedicados para un instante de un minuto de duración.
Un minuto para
cumplir su sueño, un minuto que reemplazará la mitad de su vida.
Empieza a alejarse rápidamente.
2.- A lo lejos, se
observa a un hombre acercándose a toda velocidad. Disfruta de
cada movimiento. Se percibe la alegría, pero también el miedo que
le arrebató a su padre. El miedo, transformado en muerte. Ese
pensamiento bastó para que en el punto del accidente, el novato
esquiador hiciera un movimiento que su padre nunca pudo hacer. Sólo
quedaban quince segundos para la llegada, los quince segundos más
importantes, los quince segundos que darían sentido a la bajada.
3.- Ahí estaba yo,
en el punto en el que la muerte nos quitó a mi padre. Ese
pensamiento me hizo reaccionar ante el peligro, y por un momento, mi
padre volvió a la vida en mi pensamiento.
Él me ayudó a
hacer el movimiento perfecto que él nunca pudo hacer, y él, me
ayudó en los últimos quince segundos. En la cámara caía nieve, en
la que mi padre descansa, la misma nieve que me reencontró con él,
la misma nieve, que me ayudó a cumplir mi sueño. O mejor dicho,
nuestro sueño.
Pablo Carmona Lozano 2ºA
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