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En medicina, gran parte de los medicamentos, tratamientos y vacunas han sido probados en animales antes de ser vendidos a los consumidores humanos; sin embargo, un gran número de doctores, científicos y ciudadanos se oponen a esta clase de experimentación afirmando que la investigación con animales está basada en una idea falsa: que los resultados obtenidos de animales se pueden aplicar en el ser humano.
Los efectos de las vacunas, drogas y medicina no sólo difieren de los efectos en los humanos sino que también difieren entre especies. Esto, aparte de suponer la tortura innecesaria de animales, también ha tenido resultados negativos en nosotros. Un ejemplo de esto es la tragedia de la Talidomida de los años 60 y 70. La Talidomida apareció en el mercado al final de los años 50 en Alemania, después de ensayos realizados en miles de animales para comprobar su seguridad. Fue vendida como un relajante y calmante para las mujeres embarazadas con la garantía de que no le hacía daño ni a la madre ni al bebé. Pero a pesar de las pruebas de seguridad, por lo menos 10,000 niños de madres que tomaron la Talidomida, nacieron con deformidades severas.
Otro ejemplo es el de la vacuna de la polio, cuando alrededor de los años 50 los doctores Sabin y Salk e
mpezaron a usar células de los riñones de monos para producir vacunas a pesar de que ya existían mejores alternativas. En ese momento, nadie sabía que los virus presentes en los riñones de los monos podían producir enfermedades a los seres humanos.
En la actualidad, se conoce que los mayores avances médicos se deben a estudios en cultivos en tejidos: sin embargo, la experimentación animal se sigue usando aunque estos no tengan las mismas reacciones que nosotros, suponga su tortura, sea fraudulento y peligroso.
Abril Agustina Moyano Flores 3º A
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