Albert
Camus dijo del periodismo
que era “el oficio más hermoso del mundo”.
Se ha escrito que
amaba el periodismo pero detestaba la prensa. Y es que prensa supone
empresa, medios de comunicación y dueños de un negocio que está al
servicio del poder político, económico y financiero.
El
periodismo que entendía Camus era una visión teórica y práctica
que se comprometía que la realidad, la objetividad y la libertad.
Era un periodismo crítico.
Veamos las respuestas que Camus dio a cuestiones claves en periodismo:
¿Instantaneidad
o exactitud?
“Poco
importa ser el primero, lo importante es ser el mejor...No se trata
tanto de ser rápido como de ser verdadero”
¿Información
u opinión?
“Las
dos, pero distinguidas: información basada en hechos ciertos y
verificados; opinión honesta, razonable y presentada como tal. La
información no puede prescindir del comentario crítico. La misión
del periodismo es ayudar al público a comprender -y no sólo
conocer- lo que está ocurriendo”.
¿Qué
tipo de escritura?
“El
lenguaje periodístico debe ayudar al lector a ver con claridad;
tiene que huir del hermetismo y la retórica y ser claro, conciso y
elegante”
Albert
Camus decía que “un editorial consiste en una idea, dos ejemplos y
tres folios pequeños”.
¿Equidistancia
o compromiso?
“El
gusto por la verdad no impide la toma de partido”.
¿A
favor de quién?
"A
favor de los que sufren la Historia".
Periodismo
crítico
Acuñó
esta fórmula, periodismo crítico, porque entendía que el
periodismo es un “servicio público”, cuya misión es ayudar a
los ciudadanos a decidir y actuar lo más libremente posible, y, en
consecuencia, no debe estar sometido al “poder del dinero”. Buscó los valores morales y no los políticos, lo que le supuso ir contra corriente.
Eso es lo que le ocurrió cuando denunció el totalitarismo estalinista y el
fascista, la brutalidad del colonialismo francés en Argelia y la del
independentismo del FLN.
Camus
tenía una visión del mundo y procuraba vivir a la altura de esa
visión. Hizo de todo: reportero local, cronista de sucesos, reseñador
de libros..., yendo al lugar de los hechos, hablando con el mayor
número de fuentes posible, no sacando citas de contexto, no dando
nada por cierto sin verificarlo, señalando lo que está probado y lo
que es discutible.
El
periodista es un humanista comprometido, es la voz de la humanidad
que no puede hablar en voz alta. A partir de informaciones
escrupulosamente exactas, puede y debe presentar su punto de vista.
Al
final de la II Guerra Mundial, Albert Camus fue redactor jefe de
Combat, el diario clandestino de la Resistencia, y ahí desarrolló
un periodismo que huía del sensacionalismo e intentaba ser honesto,
pluralista, riguroso e independiente de los poderes políticos y
económicos.
Atacado
y herido por buena parte de la izquierda oficial que lideraba
intelectualmente Sartre, Albert Camus pudo rememorar muchas veces
aquello que escribió en Combat el 20 de abril de 1947:
“Cada vez que una voz libre intenta decir, sin pretenciosidad, lo que piensa, un ejército de perros de presa de todo pelaje y color ladra furiosamente para tapar su eco”.
Hoy
en día, y cada vez con más fuerza, se ha hecho evidente que la
razón estaba de parte de Camus y no de Sartre.
Tomado
de Mercurio,
Una visión moral,
Javier Valenzuela , periodista y escritor, director de tintaLibre.
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