Jorge Leonidas Escudero, poeta argentino |
"Jorge Leonidas Escudero nació en San Juan en 1920 y falleció en febrero de 2016 en la ciudad capital de la provincia donde vivió toda su vida. Abandonó sus estudios de agronomía y se dedicó a la minería. Durante años buscó oro y metales preciosos en las montañas de su provincia. Comenzó a publicar a los cincuenta años. Poemas suyos y referencias a su obra aparecen en diarios y revistas del país y del exterior. Obtuvo primeros premios en varios concursos e importantes distinciones de entidades culturales nacionales e internacionales. La Fundación Argentina para la Poesía lo destacó como Miembro de Honor por la Provincia de San Juan y la Municipalidad de dicha ciudad lo distinguió por su trayectoria cultural. El Honorable Senado de la Nación le otorgó el Diploma de Honor. La Universidad Nacional de San Juan le concedió en 2007 el título de Doctor Honoris Causa. En 2016 la Cámara de Diputados de su provincia lo declaró ciudadano ilustre (post mortem). Poemas suyos se encuentran en lugares públicos, como el grabado en piedra en el Monumento al Minero, en la plaza de la ciudad de La Toma, en San Luis. En 2011 recibió una Mención del Premio Nacional de Poesía Durante el mismo año Ediciones En Danza editó el volumen Poesía completa, que incluye todos los libros publicados por el poeta hasta 2010. En 2015 recibió el Segundo Premio Nacional de Poesía, otorgado por el Ministerio de Cultura de la Nación."https://www.edicionesendanza.com.ar
Sofía Ruibal, 3ª por la derecha, en el IES Laurel de la Reina, con compañeras de clase. |
Jorge
Leonidas Escudero convirtió parte de su casa en un museo que guarda
piezas de minerales y distintos objetos hallados en la Cordillera de
los Andes. Su obra completa trascendió a nivel local, nacional e
internacional y obtuvo importantes premios.
Familia
del poeta Jorge Leonidas Escudero
Los Mugnos, su familia materna, vivió en
Argelia. Tenían animales, araban y cultivaban granos. Su padre,
Francisco, conoció a Monsieur Lefebvre, un hombre francés que le
transmitió su pasión por los libros. Desde entonces, pasó su tiempo
libre leyendo.
Su apellido español cambió (de Muñoz
a Mugnos) cuando el registro civil de Argelia lo inscribió con la
ortografía francesa. Ella fue
una excelente relatora. Su hija Margarita (madre de Jorge Leonidas
Escudero) escribió las historias que ella le narraba.
Francisco ingresó en la Legión francesa y combatió en la guerra de Indochina. Cuando ésta terminó regresó a su pueblo y conoció a Matilde Gálvez. Al poco tiempo se casaron en Sidi-Bel-Abbés. Tuvieron cinco hijos: Elisa, Teodoro, Margarita, Carmen y Argentino.
Diez años después, Francisco viajó a
Argentina y luego Matilde junto a sus hijos. Cuando llegaron al
puerto de Buenos Aires en 1900, Francisco la esperaba para tomar un
tren hacia la ciudad de San Juan, ciudad donde establecieron su
residencia.
Margarita
Mugnos, madre de Jorge Leonidas Escudero
Destacada docente y escritora. Ejerció
como profesora en distintos establecimientos educativos. Su libro
insigne es La Maestrita de los Yarcos (1957), un trabajo que describe
la educación y la sociedad de los años ‘20 y ’30. Además,
publicó: Entre Pedregales (1922); La Mujer Sanjuanina (1930) y San
Juan. Historia de su Cultura (1810-1862), entre otros. También
colaboró con Ricardo Levene, en su obra Historia Argentina.
En 1920, el educador y escritor uruguayo
José Chirapozu la convocó para formar parte de la Asociación de
Maestros Sarmiento. También fue miembro de la Junta Provincial de
Historia y representó a San Juan en el Congreso Americano de Civismo
en 1976.
Año 1915. Enlace de Margarita Mugnos y José Leonidas Escudero |
Se desconoce cuándo llegaron los primeros
inmigrantes Escudero a Argentina pero se sabe que tienen sus orígenes
en Burgos, España.
El matrimonio tuvo cuatro hijos: Lidia
Matilde (Lili), María Margarita (Chiquita), Nelly Mercedes (Morocha)
y Jorge Leónidas (Chiquito).
Jorge
Leonidas Escudero. El hijo ilustre.
Año 2006. El escritor junto al ex decano de la UNSJ (Universidad Nacional de San Juan) quien le entrega el título de Doctor Honoris |
A
principios de la década del ’50, Jorge Leónidas Escudero conoció
a Rosa Álvarez Yanzi, una joven que solía visitar a su amiga que
vivía a pocos metros de la vivienda de la familia Mugnos - Escudero.
Cada vez que Rosa iba, Leónidas salía a su encuentro.
Se
casaron en el año 1953. Durante los próximos dos años, nacieron
sus dos hijas: Ana Alicia y Rosa Marcela. La primera le dio tres
nietos: Daniela, María Verónica y Federico Olivera Escudero.
Daniela, la mayor de sus nietas, se casó en España y tuvo una hija:
Sofía Ruibal Olivera. Yo, Sofía, única bisnieta del escritor, soy
quien escribe este artículo gracias a la iniciativa de Miguel Ángel
Moreno Cazalilla, mi profesor de Lengua del I.E.S Laurel de la Reina, situado en La Zubia, Granada.
4/9/ 2015. Jorge Leonidas junto a sus hijas
durante la celebración de su 95º
cumpleaños y presentación del libro
"Andanzas mineras II: doce poenas vivos".
|
Lo recuerdo sentado en su biblioteca
rodeado de libros, escribiendo a máquina y contándome historias
fascinantes de nuestra familia y, también, de sus andanzas por la
cordillera. Siempre modesto, cariñoso, cercano y poseedor de una
mente brillante y privilegiada. La distancia me impidió disfrutar el
día a día junto a él pero, al haber tenido una comunicación
continua, siempre resonarán sus palabras llenas de amor y sabiduría.
Tuvo una vida sobria alejada de los grandes
círculos de escritores. Viajó poco, no buscó lugares externos sino
ocultos.Su poética establece vínculos no sólo con la región que
él conoció en profundidad (pequeños pueblos de valles y caseríos
de montañas) sino también con los pobladores de esa región a los
que dedica siluetas biográficas-humorísticas e irónicamente
moralistas escritas en una sintaxis rota, compleja, elocuente y
original.
Su poesía marcó nuevos lenguajes y formas
de escritura basándose en tres pilares en los que erige toda una
reflexión acerca de la búsqueda del ser: los amigos, el amor y el
juego.Cultivó una libertad en la lengua castellana pocas veces vista
en poesía. Quería expresar lo más íntimo. Esa es su ars poética.
Sentía la necesidad de escribir en tonada forzando a las palabras a
que sean leídas como “suenan” en el habla sanjuanina. Así, en
lugar de alejar al lector, causa un efecto de atracción, obligando a
pronunciar esa palabra en voz alta. Es que ya lo sabemos: un verso
para que sea válido necesita decirse en voz viva. Así, con sus
líneas, supo asombrar y emocionar a los lectores plasmando, como
ninguno, la esencia de la sociedad y de la vida.
Sofía Ruibal (biznieta del poeta) y Natalia Gutiérrez, alumnas del IES Laurel de la Reina |
Este buscador incansable de oro y de palabras, falleció el 10 de febrero de 2016. Su patio florido de malvones y parras comenzó a echarlo de menos. Las prolijas vitrinas que durante años guardaron sus tesoros, no encuentran a quién dio, humildemente, las mejores explicaciones de ellas. Su gran biblioteca, ese espacio que hoy alberga la vida de mi bisabuelo, quedó en silencio esperando ser trasladado y recreado en un espacio público, pues su patrimonio es un legado que no sólo pertenece a su familia sino a toda la sociedad.
Lejos de tristezas, la montaña celebra el reencuentro con él, con este pirquinero que durante años buscó en sus entrañas sin saber que los tesoros no estaban en ella sino en las palabras que le dedicaría a través de los años. Nunca dejó de nombrarla: la montaña fue para él su eterna enamorada.
¡Que viva la poesía! Y la obra de mi bisabuelo.Obra poética de Jorge Leonidas Escudero
Poetas
La poesía viene y yo comedido
me ofrezco de puente para que llegue a otros.
Ella en el mundo de las analogías busca
relaciones ocultas y me las dicta.
Y es difícil ser fiel porque uno mete
palos de ciego, ocurrencias, vacío.
Ella aspira ha hermosura
de fondo y forma, quel poema dé
chispa y se hunda en tierra-tiempo donde
se pierda la firma del que transcribe.
me ofrezco de puente para que llegue a otros.
Ella en el mundo de las analogías busca
relaciones ocultas y me las dicta.
Y es difícil ser fiel porque uno mete
palos de ciego, ocurrencias, vacío.
Ella aspira ha hermosura
de fondo y forma, quel poema dé
chispa y se hunda en tierra-tiempo donde
se pierda la firma del que transcribe.
Es que soñaste ser creador
pero la poesía te usa abusa
de tu ignorancia y te hace creer que sí,
quel poema es tuyo cuando sos
el muñeco del ventrílocuo Sol
Viento Camino Cielo Amor y Dolor.
Apriete
Atiéndanme a esto que les digo aunque
antes ya lo dije, pero
sean buenos porque necesito
compañíaneste asunto.
Que otra vez fui a dormir a campo abierto
y al despertarme al rato veo
al cielo echado sobre mí.
La Cruz del Sur clavándome el pecho,
las Tres Marías ciñéndome la frente y
un lucero espantoso apretándome la garganta.
E me exigían hablara que qué relación
tenía con sus esplendores,
que si sentía la inmensidá en mí,
la presión del Universo, dijera algo.
Cerré ojos y estuve desvelado
pensando que les decir qué
si no sabía nada de nada. Pero musité:
Señoras estrellas yo soy un humilde
buscador de piedras que vine a la montaña
y soy inorante de vuestras grandiosidades.
A
otra cosa
¿Pongámonos
bien la vida
que
nos pusimos del revés?
En
vez de alimentar historias de plomo
digamos
cosas fáciles.
En
vez de hacer de perro del hortelano,
o
llorar a la luna porque no nos quieren,
echemos
pájaros en el jardín de las preciosidades.
Probemos
saludar a desconocidos
a
ver si aparece el amor,
pues
qué delgado está el mundo,
qué
pálido, y necesita apoyo.
Aventa
una palabra uno y afecta
al
tiempo futuro;
por
eso hay que hablar con cuidado
y
sonreír más.
Pongámonos
bien la vida a ver qué pasa,
pues
así como estamos se han desequilibrado
los
bancos de las plazas
y
si no intervenimos
¿a
dónde va a ir la gente a tomar aire?
Del
amor
Todo
lo escrito aquí es añejamiento,
de
suerte que en mi estaba escondido
y
hoy lo saco a la luz. Digo solamente:
el
amor es una planta que si la cultivo
se
seca;
es
convivir sin compromiso,
no
tiene futuro, es de ya a ya,
son
gustos compartidos, actos y es sabido
que
la belleza no va con la figura.
Podría
seguir con más lindezas
pero
se me atraviesa esta verdad de Perogrullo:
todos
necesitamos amar y ser amados.
Masquisiera
un final algo florido
ya
que el amor es poesía.
Para
esto adhiero a una sabiduría antiquísima
y
suspiro:
Las
abejas no saben por qué van a las flores
y
las flores no saben por qué atraen a las abejas.
Cuchicheo
de estrellas
¿Adónde
voy? No sé si llegue
pero
voy.
Anduve
recogiendo piedritas
a
ver si alguna me decía, por fin,
que
hallé oro y me volví rico y…
¿Qué
vas a hacer ahora?
Y
basta ya de esperanzas muertas,
ahora
me dedico a escarbar en el papel
a
ver si encuentro la palabra esa
que
huye y se esconde,
se
me atraganta en la mano
y
justo antes de decirla
termina
en nada.
Me
pasa como allá en la montaña
cuando
dormía a cielo abierto
y
las estrellas cuchicheaban entre ellas:
Pobrecito,
dejará
de buscar cuando se muera.
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Fuente:
“La Tía Margarita” de Manuel Trías; diversos libros, artículos,
entrevistas y testimonio familiar (y personal) de Jorge Leónidas
Escudero. Fotografías archivo familiar Sofía Ruibal.
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