Europa, hija del rey fenicio Agenor, estaba un día jugando en la playa con sus compañeras, cuando se le acercó Zeus transformado en un toro blanco; el dios se había enamorado de ella. Las jóvenes empezaron a jugar con él y Europa se subió a su grupa. Zeus se la llevó a Creta, donde la poseyó. De esta unión nacieron tres hijos.
Entretanto, Agenor, el padre de Europa, había ordenado a sus hijos que fueran a buscarla. Después de una búsqueda larga e infructuosa, desistieron, pero no se atrevieron a regresar al hogar paterno. Uno de ellos, Cadmo, escogió vivir en Tracia. Cadmo fue a consultar al oráculo de Delfos, que le aconsejó fundar una ciudad.
Para elegir el emplazamiento debería seguir a una vaca hasta que ésta cayese extenuada. Allí mismo encontró un rebaño de vacas y siguió a una hasta que se detuvo. Pero un dragón que protegía la fuente de Ares en aquel lugar mató a algunos de los hombres de Cadmo. Entonces él mató al dragón y sembró los dientes.
De la tierra brotaron unos violentos guerreros que recibieron el nombre de sembrados. A Cadmo se lo ocurrió lanzarles piedras y éstos, acusándose mutuamente, se pelearon entre ellos. Sólo sobrevivieron cinco, que fundaron Tebas. La dionastía tebana fue continuada por su hijo Polidoro, y después por el hijo de éste, Labdaco, el abuelo de Edipo.
Beatriz Vargas Carmona.
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